MARÍA SANTÍSIMA DE LA AMARURA
Titúlar junto con Nuestro Padre Jesús de la Espina de
PONTIFICIA HERMANDAD Y COFRADÍA DE NUESTRO PADRE JESÚS DE LA ESPINA Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA AMARGURA.
Talla : Siglo XVII-XVIII, anónima. Con magnífico palio
La advocación de la “Amargura” es de origen franciscano y está relacionada con la escena del encuentro de la Vía dolorosa.
La Virgen de la Amargura es una bellísima talla de autor desconocido, posiblemente del S. XVII, pues aunque algunos críticos la tribuyen al escultor Cecilio García Maneses, las religiosas afirman que tenían la imagen en el convento desde muy antiguo, aunque era de talla completa y estaba postrada de rodillas, teniendo, seguramente, los ojos más entornados
. Al ser elegida para procesionar con la Hermandad, en 1941, el mencionado escultor, bajo la dirección de Antonio Juez, la reformó y le talló algunos elementos,
En 1996, la imagen ha sido restaurada en los talleres sevillanos de los Hermanos Caballero, donde se le ha hecho un nuevo cuerpo, dado el mal estado en que se encontraba el anterior.
La Virgen de la Amargura destacaba por su finísima cara lánguida, que más bien parecía de porcelana que de madera, característica arrebatada por la desafortunada policromía realizada por D. Julián Campos en la última restauración.
El rostro, de rasgos limpios y sencillos, presenta una belleza calmada y enigmática, acentuada por su estilizado cuello.
La posición de la cabeza está ligeramente inclinada hacia la derecha y sólo la expresión de sus expresivos ojos y las lágrimas que se deslizan por las delicadas mejillas dan sensación de sufrimiento.
La mirada, perdida y triste, denota un sentimiento de amargura silenciosa e interna, confiriéndole una personalidad muy especial a esta imagen de María Santísima.
Sus manos, en posición típica de las imágenes de vestir, son sencillas y delicadas, y de ellas penden algunos rosarios, como uno de oro y granates, regalo de una devota y estrenado en 1953, y un pañuelo de encaje blanco en su mano derecha.
Una fina toca bordada en oro, regalada en 1941 por Dña. Amalia Maeso, enmarca la blonda que rodea su cara y que, colocada con gran gusto, enfatiza su expresión.
En 1996 estrena otra de malla de oro, primirosamente bordada en oro en unos talleres de Jerez de la Frontera.
La Virgen de la Amargura suele lucir en la procesión un vestido que es una auténtica joya del S. XVI, bordado en oro, sedas y pedrería por los frailes del Monasterio de Guadalupe.
El completísimo bordado representa motivos vegetales y florales de impecable factura. En 1995 estrenó uno precioso rojo brocado en oro y confeccionado por sus camareras, que tenían la ilusión de verla vestida de este color. En este mismo año se sustituyó el fajín del General Fernández de la Puente, que desde 1959 ciñe su cintura en la procesión, por un nuevo cinturón, regalado por D. Luis Martín Illescas, bordado en oro y sedas.
Mención aparte merece el soberbio manto que posee la imagen y que podemos afirmar que es el mejor de la Semana Santa pacense y una de las joyas más destacadas de la Hermandad.
Es de terciopelo granate y se estrenó sin bordar en la Semana Santa de 1947, bordándose en años sucesivos hasta 1959. El genial diseño lo realizó el Director artístico de la Cofradía, Antonio Juez, y fue magníficamente bordado en oro, perlas y pedrería en casa de María Luisa Romero por las propias camareras de la Hermandad, con un resultado absolutamente admirable.
Representa una decoración vegetal muy cuidada y de gran gusto y riqueza sin llegar al excesivo recargamiento, lo que hace de él una joya de incalculable valor.
La Virgen de la Amargura descansa sobre una peana de plata repujada, estrenada en 1960.
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