sábado, 16 de abril de 2016

SANTÍSIMO CRISTO DE LA AGONIA DE VALLADOLID



Titular de


Insigne Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno

 La exigencia de la escena es que fuese un Cristo vivo, a punto de morir, destinado por la cofradía al llamado “paso grande” de la Crucifixión.





Eran aquellos momentos conflictivos para los cofrades que intentaban desvincularse de los frailes agustinos, en cuyo convento había nacido la cofradía. Religiosos que, por vía judicial, obligaron a reproducir algunas de las principales tallas de sus pasos procesionales, al considerar que las originales eran de su propiedad.

En 10 de febrero de 1684 la Cofradía de N. P. Jesús Nazareno encomienda la realización de un Cristo Crucificado al escultor Juan Antonio de la Peña, el cual será Alcalde de la cofradía  Juan Antonio de la Peña es considerado entre los más destacados escultores del último tercio del siglo XVII, siguiendo la estela de lo realizado principalmente por Gregorio Fernández.


También era gallego de nacimiento, procedente del obispado de Mondoñedo, Venía trabajando en distintas obras relacionadas con los colegios de jesuitas, en el polémico relicario de Villagarcía o en alguno de los retablos del Colegio de Ingleses.

Para éste “de la Agonía” siguió el modelo fernandino que podemos hoy contemplar en el paso “Sed Tengo” –la desamortización y el Museo reunió a las antiguas tallas que componían la escena hasta el pleito con los agustinos-.

 Uno de los elementos magistrales fue la realización de la cabeza, cuyo gesto es de resignación ante el padecimiento. Antes de su presencia actual, en solitario, en las procesiones de su cofradía, acompañó una serie de años a la Dolorosa de la Vera Cruz en una escena que se titulaba “María al pie de la Cruz”, siguiendo lo que habían establecido distintos grabados en los siglos XVIII y XIX.


La imagen es de tamaño natural (1,83 m.), destacando en ella su magnífica cabeza. El Crucificado sigue el tipo de los Cristos de Gregorio Fernandez, y en nada desmerece a la obra del genio gallego. A diferencia de Fernández, Juan Antonio de la Peña realiza un moldeado del cuerpo más torneado y liso. Cuerpo ligero, sin duda demasiado plano y escurrido.


 El paño presenta unos pliegues blandos, aunque conserva alguna angulosidad del tipo de percusión. Es de porte elegantísimo, de talla elegante, con anatomía simplificada.


Tiene ojos de cristal y está encarnado en mate. Según pedía el concierto, está representado vivo, “al espinar”. El rostro está admirablemente esculpido; expresa dolor resignado y profundo. Tiene ojos de cristal y está encarnado en mate.



 En la actualidad se conserva en un retablo neoclásico, de capiteles jónicos, del lado de la epístola de la iglesia de Jesús Nazareno, el cual ha sido restaurado recientemente.

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