sábado, 2 de abril de 2011
MARÍA SANTÍSIMA DE LOS DOLORES
Títular de
HERMANDAD Y COFRADÍA DE NUESTRO PADRE JESÚS DE LA HUMILDAD, NUESTRO PADRE DEL PRENDIMIENTO Y MARÍA SANTÍSIMA DE LOS DOLORES.
Es una de las dolorosas más antiguas de la ciudad.
Preciosa talla del S. XVII, de gran valor artístico e histórico.
Su semblante denota una expresión de dolor incontenido, y su boca entreabierta parece como si estuviese a punto de pronunciar alguna palabra que aliviase su angustia; los expresivos ojos, que le dan patetismo al rostro, contrastan con las dulces facciones de su semblante.
En una mano lleva tres grandes clavos plateados, simbolizando, una vez más, el dolor de la pasión de Cristo, y de la otra pende un pañuelo y algunos rosarios.
En el pecho, y sobre una mantilla de blonda regalada por sus actuales camareras, solía llevar un corazón plateado, que ha sido sustituido por otro de plata dorada traspasado por siete puñales, que enfatiza su advocación.
La blonda, que casi rodea su cara por completo, le da un aire antiguo en la manera de vestirla, pero nos priva de poder contemplar mejor sus bellos rasgos y su perfil.
Este detalle ha sido transformado en la Semana Santa de 1996, al salir vestida más abierta, resaltando la belleza de esta imagen.
La Virgen de los Dolores desfila sobre un sencillo paso de madera tallada y dorada realizado por la Casa Artes de Badajoz, en el que destacan sus preciosos respiraderos frontales de terciopelo bordado en oro por las Religiosas Trinitarias del pacense Convento de los Remedio.
En 1995 se estrenó la candelería de la Virgen, pues carecía de ella; las cuarenta y seis piezas están realizadas, de forma sencilla pero muy artística, en hierro forjado y plateado, a las que se han unido otras treinta y seis piezas en 1996.
La Virgen posee un magnífico manto de color crema, muy antiguo, bordado en oro por las Madres Trinitarias; junto a éste, de gran valor, tiene otro, estrenado en 1993, de terciopelo negro con aplicaciones doradas, que fue donado por los miembros de la Junta de Gobierno, Camareras y familiares.
Ha sido realizado por las religiosas franciscanas del Real Convento de Santa Ana de Badajoz; en el centro destaca, bajo corona real en relieve, el bordado del escudo de la Cofradía y el de la Brigada de Infantería de la ciudad, benefactora de la Hermandad.
La Virgen tiene varios vestidos, siendo uno negro, de igual confección que el manto, el que luce en la procesión.
De su cabeza cuelga una original toca bordada en cristal, donada por Dña. Augusta Vázquez Guerrero y familia, camarera de la Virgen.
Actualmente, se está realizando un vestido con un antiguo bordado en plata. Como joyas destacadas la Virgen lleva la medalla de platino y luce esplendorosa la corona de plata maciza repujada que ciñe sus sienes, realizada por la joyería Álvarez Budiza de Badajoz. Fue sufragada, como comentábamos anteriormente, por limonas.
El paso va profusamente adornado con más de ochocientas docenas de claveles blancos y lleva también gladiolos del mismo color.
En 1995 se recuperó felizmente la tradición de que el paso sea portado por sus hermanos costaleros.
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