NAVE CENTTRAL DE LA IGLESIA
Se trata de una gran iglesia de estilo barroco y planta rectangular, en la que sobresale levemente la cabecera.
El interior de la iglesia está dispuesto en una gran planta, dividida en tres naves, que a su vez se ordenan en cuatro tramos.
La cruz latina se cubre con bóveda de cañón, los demás tramos con bóveda de arista, y el crucero con una gran cúpula con linterna sobre tambor poligonal.
Sobre la zona del crucero se levanta una cúpula, con relieves de los cuatro Evangelistas enmarcados dentro de una ornamentación vegetal.
Todo el conjunto se culmina por medio de una linterna, que permite una buena iluminación.
Todo el conjunto se culmina por medio de una linterna, en la cual se abren varios varios vanos que dan paso a la luz de sol.
En la cabecera de la nave central las columnas tienen una tracería en la que se incluyen símbolos eucarísticos, castillos y leones
La decoración pone una nota de moderado barroquismo al templo.
Junto a la primera columna destaca el Púlpito labrado en mármoles blanco y rosa, y con tornavoz en forma de Concha de Peregrino.
Es de 1734 labrado por el cantarero vasco Vicente Bengoechea.
El de la izquierda es del estepeño Julián del Villar hecho 44 años más tarde siendo copia exacta del original.
Las escaleras de los dos desaparecieron en el siglo XIX.
ALTAR MAYOR
En el Altar Mayor, al fondo del Presbiterio se encuentra el gigantesco y magnífico
Retablo Mayor de este templo del Salvador.
Fue realizado entre 1.770 al 1.779 por el portugués Cayetano de Acosta, según los cánones del más puro barroco sevillano.
Consta de un banco o parte inferior, un gran cuerpo central dividido en tres calles, separadas por vistosas columnas salomónicas, y un ático.
Todo el retablo se organiza alrededor del grupo de la Transfiguración, pues este instante de la vida de Cristo alude el máximo apogeo de su divinidad.
Por este motivo, todos los templos dedicados al Salvador o al Redentor se encuentran presididos por dicha escena.
Es el momento en el que Moisés y Elías, representantes de la Ley, y Los Profetas, conversan con Jesús, declarándolo Mesías y Salvador de la Humanidad, en presencia de los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan, con la figura del Padre Eterno sobre todos ellos, afirmando que Jesús es su Hijo y, por tanto, el Elegido.
En las dos calles laterales se disponen seis Arcángeles: (de izquierda a derecha) Yehudiel, Rafael, Baraquiel,
Gabriel, Miguel y Seatiel.
Coronando el ático también aparecen más Arcángeles, además de incontables angelillos que ocupan cada rincón del retablo.
La bóveda de la Capilla Mayor está decorada con pinturas murales al temple realizadas por Juan de Espinal.
En frente, sobre la puerta de entrada desde la calle, un impresionante órgano de estilo neoclásico rematado con angelitos, y que se sitúa en una tribuna.
Fue restaurado hace unos años (300.000 euros del ala), y se ha tratado en el proceso de restauración de respetar al máximo la factura original así como los materiales utilizados.
Afortunadamente, los que lo han oído sonar coinciden en que ha valido la pena la inversión. Más adelante volveremos a hablar sobre él.
Se grandiosa arquitectura es digna de la enorme riqueza que en ella se encierra, especialmente en cuanto a la imaginería religiosa,
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