lunes, 2 de marzo de 2015

DEVOCIÓN A JESÚS CAUTIVO Y RESCATADO EN SEVILLA

En los siglos XVI y XVII eran muchos los cristianos capturados por los sarracenos que quedaron reducidos a la esclavitud. Los más afortunados -recuérdese el caso de Miguel de Cervantes- fueron rescatados gracias a la humanitaria labor de las Órdenes de la Santísima Trinidad y de la Merced, dedicadas a la redención de cautivos.



  Este asunto despertaba una especial sensibilidad entre los españoles, para quienes la azarosa peripecia experimentada por la imagen de Jesús Nazareno propició la rápida propagación de su culto y devoción.


En Sevilla los trinitarios descalzos tenían su convento en una manzana comprendida entre la calle Descalzos, actual Plaza del Cristo de Burgos y calle Dormitorio. Juan Sierra levanta en 1625 la iglesia, que estaba dedicada a Ntra. Sra. de Gracia.
 En dicho templo se emplazó una imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, trasunto del madrileño Cristo de Medinaceli, obra anónima del siglo XVII, que pronto gozó de singular devoción.


La Desamortización eclesiástica del siglo XIX acarreó la desaparición del convento de los trinitarios descalzos.
Sus dependencias fueron reconvertidas en vivienda y la iglesia quedó desacralizada dándole distintos usos.. Afortunadamente la Cofradía del Stmo. Cristo de Burgos adquirió este recinto en 1979, instalando en él su Casa de Hermandad. Se conserva su inconfundible torre, asomada a la calle Descalzos, con su característico chapitel bulboso. La pérdida de este convento hizo que sus enseres fueran repartidos entre distintos templos de la Archidiócesis y otros lugares.

 La imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado fue depositada en la iglesia de San Hermenegildo, situada en la Ronda de Capuchinos.


JESÚS LLEGA A SAN ILDEFONSO


 Para conocer cómo se produjo la llegada de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado a la Parroquia de San Ildefonso, recurrimos al libro de su Quinario publicado en 2001, donde en las páginas 16 y 17 se expone que: “En sesión celebrada el día 7 de febrero de 1909 por la Junta de Gobierno de la Confraternidad del Sagrado Escapulario de la Santísima Trinidad, establecida en la Parroquia de San Ildefonso, se acordó, a propuesta del Sr. Cura párroco y Director Espiritual de la susodicha Asociación, traer al seno de esta devotísima Imagen del Divino Redentor Cautivo y Rescatado, que, como queda dicho, se veneraba en la iglesia de San Hermenegildo, sita extramuros de esta Ciudad, donde se encontraba en calidad de sagrado depósito y a la cual Imagen tenía la Asociación del Sagrado Escapulario, ya mencionada, cierto derecho por su origen trinitario.

Con las licencias debidas para hacer su traslado y con la aprobación y beneplácito de la Hermandad de Caballeros de San Hermenegildo, establecida en la iglesia de su nombre, se organizó una solemne procesión en esta Iglesia, a las cuatro de la tarde del día 26 de marzo siguiente, a la que asistieron gran número de cofrades con velas encendidas, nutridas comisiones de las Hermandades del Santo Crucifijo, de San Agustín, y de Caballeros de San Hermenegildo y numerosos devotos del Señor, presididos por el Párroco de San Ildefonso […] Con este precioso rescate se completa esta Confraternidad de la Santísima Trinidad, pues en todas las iglesias de España que se da culto a esta Imagen lo recibe de la Orden Trinitaria o de sus Confraternidades”.

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Desde entonces, la venerada imagen de Jesús Cautivo ocupa el retablo en que estuvo el Santísimo Cristo del Calvario hasta 1908, fecha en la que su Hermandad se trasladó a la capilla de San Gregorio.

El origen de la devoción a Jesús Nazareno Cautivo y Rescatado dio lugar al nacimiento de un nuevo modelo iconográfico. El momento de la Pasión representado hay que localizarlo en la Torre Antonia, después de que Jesús fuera presentado al pueblo por Pilato y antes de que iniciara el camino hacia el Calvario cargando con la cruz.

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La imagen del Redentor se muestra un tanto frontal, con la cabeza levemente girada e inclinada hacia su derecha. Aparece con expresión serena, humilde, intimista y bondadosa; tez morena, cabellera natural, coronado de espinas, con potencias, maniatado y con los pies descalzos. Por lo general viste túnica morada, cordón de oro que cuelga desde el cuello, ciñe la cintura, ata las manos y cae hasta los pies. Luce en pecho y espalda un escapulario blanco con la cruz patada de la Orden de la Trinidad. Fue restaurado por José María Gamero Viñau en 1998.

Con su llegada a San Ildefonso, creció rápidamente la devoción a Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, hasta el punto de ser una de las más señeras no solo de la ciudad, sino también de la Archidiócesis. Cada viernes son innumerables los fieles que acuden a visitarlo, siendo incontables los que lo hacen durante los viernes de marzo, mes en el que se le tributan solemnes cultos.

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