Una oración hecha cante.
Un canto de amor y agonía con el que el pueblo andaluz canta a sus Sagradas Imágenes.
Y en esos cantes cuentan sus penas y sus angustias, sacan fuera sus penas y ensalzan la belleza de María Santísima que,aunque rota de dolor por el sufriniento de su Hijo, va guapa como Ella sola.
La saeta se canta al paso de las imágenes de una procesión de Semana Santa, frecuentemente desde un balcón bajo. Al comenzar a oírse, y mientras los asistentes buscan el lugar de donde proviene la voz, el capataz del paso manda parar a la cuadrilla de costaleros.
El saetero puede ser contratado por alguien de la cofradía titular de la imagen o ser un devoto espontáneo de la imagen deseoso de mostrar su devoción, o su arte. Las saetas son frecuentes al paso de las imágenes por su barrio, unas veces apagadas por el ruido ambiental o por la banda de música y otras en medio del silencio, representan una combinación confusa de sentimiento, arte y devoción.
Julio Romero de Torres
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