sábado, 4 de febrero de 2017

REAL MONASTERIO SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA DE VALLADOLID

SEDE DE


Iglesia Conventual de San Joaquín y Santa Ana Cofradía del Santo Entierro



 Construido en un estilo neoclásico particularmente sobrio, en su exterior el monasterio apenas presenta elementos decorativos, fuera del esquema de impostas lisas y molduraje de placas que recorre sus muros y articulan la fachada

Valladolid - Real Mº de San Joaquin y Santa Ana 2.jpg


La fachada que corresponde a la iglesia tiene unas molduras más ricas que jerarquizan la fachada y señalan la situación de la iglesia dentro del conjunto.
 Su geometría es insistentemente rectilínea.
La fachada busca perspectivas y tener presencia urbana.
Estatua de la fachada del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana.jpg

 La escultura de Santa Ana que figura dentro de una hornacina sobre el dintel de la puerta es obra del siglo XVI y se cree que procede del viejo monasterio.

El frontón que corona la fachada lleva en el tímpano las Armas Reales

Escudo de la fachada del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana.jpg

. La composición de la fachada y su decoración provienen de la tradición de la arquitectura herreriana que fue retomada en la segunda mitad del siglo XVIII por arquitectos como Ventura Rodríguez.




LA IGLESIA

la iglesia, cuya planta adopta la forma elíptica y se cubre con cúpula con cúpula de la misma forma en la que se abren óculos y una estrecha linterna cilíndrica.

 El interior de la iglesia se organiza por medio de pilastras toscanas que sujetan un gran entablamento del mismo orden sobre en que nace la cúpula.

A lo largo del eje mayor de la elipse se engarzan el pórtico de la iglesia, cuadrado y cubierto con cielorraso, la iglesia propiamente dicha, con su forma elíptica, y la capilla mayor, cuadrada y también cubierta con cúpula, que se abre a la elipse a través de un gran arco que sobrepasa el entablemento para que la conxión entre la elipse y la capilla meyor sea lo más intensa posible.


 El retablo mayor de la iglesia, situado en la capilla mayor, se organiza por medio de cuatro columnas corintias que soportan un potente entablamento; en su hornacina se encuentra un conjunto escultórico que muestra a Santa Ana, San Joaquín y la Virgen, que data de finales del siglo XVIII.


Cada uno de los seis retablos neoclásicos contiene una importante pintura realizada en 1787, tres por Ramón Bayeu y las otras tres por su cuñado, Francisco de Goya, pasados los cuarenta años.

 Las tres de Bayeu, situadas en los tres retablos del lado del Evangelio representan a Santa Escolástica, La Inmaculada con San Francisco y San Antonio, y San Benito y se consideran de las mejores obras de su autor.


Las otras tres, de Goya, se sitúan en los tres retablos del lado de la Epístola. Son interesantes por su mayor calidad artística y por ser representativas de un estilo austero, que recuerda al de Zurbarán, extraño en la obra del genial aragonés. Además, son los únicos cuadros suyos que se conservan en Castilla y León). Se titulan: Santa Ludgarda; La muerte de San José y Los santos Bernardo y Roberto.

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