viernes, 15 de febrero de 2013

CAMINO DEL CALVARIO DE VALLADOLID





(Gregorio Fernández, 1614; imagen de Cristo atribuida a Pedro de la Cuadra, 1600-1620).


 Durante el año se expone en el Museo Nacional de Escultura.
 En 1614 la Cofradía vallisoletana de la Pasión encarga a Gregorio Fernández el paso del Camino del Calvario. Las instrucciones del contrato especifican que se componía de cuatro figuras, a las que se añadió la de la Verónica y después, se puso una sexta imagen, un soldado tocando la corneta
 
En la iglesia de la Pasión sólo se guardaba el Cristo, ya que el resto de figuras no eran objeto de devoción, y por ello sólo esa imagen se quemó en un incendio allí registrado, siendo sustituido por el Cristo de Pedro de la Cuadra. No obstante, según documentación aportada por Luis Luna, el Cristo guardado en el Carmen de Extramuros podría ser el original, y no una copia, por lo que lo reclama la cofradía de La Sagrada Pasión. El paso fue montado en 1921 siguiendo las instrucciones de armado de dicha cofradía en 1661.

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 En 1614 la Cofradía vallisoletana de la Pasión encarga a Gregorio Fernández el paso del Camino del Calvario. Las instrucciones del contrato especifican que se componía de cuatro figuras, a las que se añadió la de la Verónica y después, se puso una sexta imagen, un soldado tocando la corneta.

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 En la actualidad sólo lo constituyen cinco figuras ya que no se conserva otro sayón que agredía con una lanza a Cristo.
 En la zona de la izquierda encontramos al Cirineo, sujetando la cruz, hombre humilde cuyo rostro es capaz de darnos consuelo. En el centro de la composición se halla Jesús. No es la figura original sino que se trata del primitivo titular de la Cofradía del Nazareno, realizado por Pedro de la Cuadra hacia 1600.
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 En primer lugar ejecutaría la cabeza y las manos como imagen de vestir para posteriormente tallar la túnica, siguiendo el estilo de Fernández. Al lado del Salvador encontramos a la Verónica, hermosísima mujer, en un gesto abierto e inclinado de extraordinario naturalismo. Viste túnica azul, de mangas largas, con ceñidor, cubriéndose con un pesado manto amarillo en cuyos pliegues observamos intensos contrastes de luz. Tras la Verónica se sitúa el sayón que lleva de la soga a Cristo, figura cuya fealdad y exageración gestual contrasta con la belleza clásica de la mujer.

 La composición se cierra con la figura del soldado de la trompeta, otra figura grotesca y caricaturesca, contrapunto de la serenidad y equilibrio de los rostros sacros.

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