NUESTRO PADRE JESÚS DE LA ESPINA
Titúlar de
PONTIFICIA HERMANDAD Y COFRADÍA DE NUESTRO PADRE JESÚS DE LA ESPINA Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA AMARGURA.
Imagen de Cristo cargando con la cruz.
Talla : Siglo XVII, anónima
La imagen del divino Nazareno de la Espina es de un gran valor artístico e histórico, y su belleza, calidad, naturalidad y distinción son admirables.
Aunque no se sabe quien la talló, sobre este punto se han vertido muchas hipótesis. Así, mientras las religiosas Clarisas del convento apoyan que cuando se establecieron en Badajoz en el S. XIV ya la traían, la traza imaginera del Cristo parece posterior, quizás fruto de alguna remodelación.
Otros datan la imagen en el S. XVIII, pero se sabe que ya recibía culto en el antiguo convento de las Descalzas antes de su traslado al actual en el S. XVII.
Otras teorías apuntan, y quizás con más fundamento, a que la imagen es de algún gran maestro imaginero de los siglos XVI o XVII, e incluso, se llegó a atribuir a Martínez Montañés, aunque creo que sin ningún fundamento.
Lo único que se desprende de todas estas hipótesis es la gran ausencia de datos concretos, que junto con el carácter milagroso y protector atribuida al Cristo por el pueblo de Badajoz han favorecido ese halo de misterio que siempre ha rodeado a esta maravillosa imagen
La expresión del Nazareno es serena y de gran realismo, lo que unido a la perfección de sus facciones le confieren una gran belleza plástica, que deja entrever la fatiga y el dolor de Jesús en los marcados y enrojecidos pómulos y en las gotas de sangre que bañan su rostro.
Pero lo verdaderamente definitorio es su mirada perdida hacia el suelo y, a la vez, penetrante hasta lo más profundo del corazón de sus devotos, a los que no les hace falta saber quien lo hizo, porque para ellos es “Divino”.
La barba presenta un cuidado trabajo del mismo maestro que realizó la imagen; dándose la curiosa circunstancia de que, antes, el cabello del Cristo era natural, tallándose en 1940 el actual, obra del escultor y cofrade Cecilio García Meneses bajo la dirección del artista Antonio Juez; siendo una obra de gran calidad. Ellos mismos restauran también la imagen.
Las manos son de formas delicadas pero expresivas, sin rasgos exagerados y apenas si acarician la Cruz de madera que lleva sobre el hombre, realizada en 1941.
La cruz va rematada en sus extremos con cantoneras doradas y repujadas, enriquecidas con algunas perlas y piedras, obra y regalo de Dña. María Luisa Romero de Tejada.
La imagen da la sensación de que camina, pues se representa andando, llevando la pierna izquierda mucho más adelantada y ligeramente flexionada,
mientras el pie derecho aún no se ha despegado totalmente del suelo; el cuerpo va ligeramente encorvado hacia delante por el peso de la Cruz.
Los pies son de un enorme realismo y, sin duda, el derecho es uno de los símbolos más venerados de Badajoz.
Sobre su cabeza suele llevar unas estupendas potencias repujadas en plata sobredorada, regalo de Dña. Julia Navarrete en 1941, así como una corona de espinas del mismo material; aunque en 1995, y para darle más severidad a la imagen, salió sin las potencias y con una sobrecogedora corona natural de espinas, ganando en sencillez y expresividad.
Procesiona con una sencilla cruz a cuestas, luciendo su antigua túnica granate, con dos cíngulos que le atenazaban el cuello y la cintura. Y en la cabeza, junto a la corona de espinas, sus tres potencias doradas, símbolo de su divinidad.
De su cuello cuelga la reliquia de una espina de su Pasión, tenida como auténtica desde tiempos inmemoriales.
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