Imagen procedente del templo de Santa Lucia que hoy recibe culto en el abside de Santa María de Horta.
Image tallada en madera de pino a finales del siglo XVII, posiblemente por el escultor toresano Antonio Tomé Diego, 1664- 1730-
Un Crucificado de un tamaño mayor de lo normal, de tres clavos, representando su agonía.
Su paño de pureza ceñido con cuerdas y anudado a su derecha y con muchos pliegues.
La cruz original simulaba un tronco arbóreo si desbastar y se conserva en la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes.
La cruz actual fue tallada por el escultor zamorano Hipólito Perez Calvo en 1968 para defilar en la procesión del martes Santo.
A las ocho de la tarde la banda de tambores y corntas de la Cofradía empiezan a tocar.
En esta tarde de Martes Santo unos mil nazarenos acompañan a
NAZARENO DE FRONTIS
VIRGEN DE LA ESPERANZA
Salen a las 20.15 de la Catedral
Tras un Nazareno en la cuenta atrás del fatídico destino, diez minutos después es la Virgen de la Esperanza la que llena el atrio catedralicio con su espléndido manto de terciopelo verde bordado en oro y salpicado de estrellas.
La corona labrada en plata recluta miradas y comentarios: "¡Qué joya, qué belleza!", dice el público a su paso. Las notas de la Banda de Música de Zamora contribuyen a dar mayor solemnidad a su aparición, inmensa, imponente, a solo unos metros de su hijo, del que se despedirá minutos después. Tras ella, el capellán de la Cofradía del Jesús del Vía Crucis, José Ángel Rivera de las Heras, las directivas de la Esperanza y la concejala Soraya Merino.
Los acordes del himno de España entonados por la Banda de Música Nacor Blanco anuncian la salida del Nazareno de San Frontis,
con su túnica de terciopelo morada bordada en oro, sobre la mesa sobria de madera de nogal. Con el peso de la cruz, enfila las rúas del casco histórico, repletas de gente con sus móviles al aire para capturar el segundo desfile del Mozo de San Frontis.
Las pipas y las sillas plegables hacen más llevadera la espera, a la que se suma tres cuartos de hora clavados de procesión.
Abre la comitiva la banda de cornetas y tambores de la cofradía, seguida por el "Barandales" y la Cruz Guía. A continuación, los hermanos, dispuestos en dos filas,
los dos pasos -el Nazareno y la Virgen de la Esperanza- cargados a hombros, y por el centro las Catorce Estaciones del Vía Crucis, portadas por otros tantos hermanos.
Completan la procesión las bandas de música y las representaciones civil y eclesiástica.
Visten los hermanos hábito de estemeña blanca y caperuz morado.
Los que acompañan al Nazareno llevan escapulario y fajín morado, mientras los de la Virgen van ataviados con capa y fajín del mismo color. Todos ellos portan faroles eléctricos.
Recorrido
Plaza de la Catedral, Rúa de los Notarios, Plaza de los Ciento, Rúa de los Francos, Plaza Viriato, Ramos Carrión, Alfonso XII, Plaza Santa Lucia, Puente, Puente de Piedra, Plaza de Belén,
donde el Nazareno despide a la Virgen de la Esperanza, la cual se dirige al convento de las M.M. Dominicas Dueñas.
La Virgen se dirige entonces hacia el Convento de las Madres Dominicas Dueñas, que llevan todo el año esperando con anhelo este momento.
En la clausura, la Esperanza permanecerá hasta el Jueves Santo, cuando las damas de luto devolverán a la Virgen a la Catedral.
La imagen de Jesús es trasladada, mientras, hacia la Iglesia de San Frontis, en cuya plaza se reza el Vía Crucis, para concluir en este templo parroquial.
El gesto al cruzar el Duero une las dos ciudades, la de piedra y la modesta, la histórica y la humilde de San Frontis. En la plaza del barrio los cofrades rezan el Vía Crucis para seguir hacia la iglesia del barrio, templo de su sede.
El Nazareno continúa su recorrido por la Avenida de su mismo nombre a lo largo de la cual se reza el Vía Crucis, calle Fermoselle hasta la Plaza de San Frontis, para terminar en su Templo Sede.
Completan la procesión las bandas de música y las representaciones civil y eclesiástica.
Frontis se realiza el rezo del Vía Crucis Popular Zamorano ante el paso del Nazareno que avanza lentamente recorriendo las catorce estaciones.mmmmm
Títular de
HERMANDAD PENITENCIAL DEL STMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE
Autor Juan Ruiz de Zumeta, 1585
Una bella escultura de madera policromada que representa s Cristo Muerto
El primer documento que refleja la existencia de la imagen data del año 1855.
Ha sido sometida a varias restauraciones, ya que la talla estaba en un estado de conservación muy malo.
Magnífico crucificado,
Crucificado perteneciente al antiguo convento de Descalzos Franciscanos, situado en la que es hoy la Plaza de la Marina. Debió pertenecer a un retablo, el cual coronaba, aspecto que se intuye debido a la falta de detalle en la talla de la parte posterior de su cabeza, parte que no se podía ver desde su alta posición y que por tanto el escultor no trabajaba con excesivo detalle
A mediados del siglo pasado, tras la desamortización, fue llevado a la Iglesia de Santiago el Burgo, y en el 1945 se traslada a su emplazamiento actual, la iglesia de San Vicente
La imagen no es portada en una mesa como es tradicional, sino en unas sencillas andas diseñadas para ser portadas por 8 hermanos,
con una inclinación de unos 45 grados, lo que hace que se aprecie mejor sus belleza y sus detalles.
Antes del Lunes Santo, ya el el altar, el Cristo durante tres días recibe culto.
Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo de la Buena Muerte
A las 00 de la noche se inicia el desfile procesional en la Iglesia de San Vicente Mártir,
Ocho hermanos, como siempre, llevaron al Crucificado sobre unas andas inclinadas conformando uno de los pasos procesionales más originales y bellos de la Pasión zamorana.
Un paso que desfiló entre las teas encendidas de los 350 hermanos que componen esta cofradía y que prestan al desfile un aspecto casi espectral.
Los hermanos partieron de la iglesia de San Vicente Mártir hasta la Plaza de Santa Lucía,
donde se concentraron para entonar el "Jerusalem, Jerusalem" ante el único paso que compone este desfile, el Cristo de la Buena Muerte, obra de Juan Ruíz de Zumeta.
Plaza de Santa Lucía
Los hermanos partieron de la iglesia de San Vicente Mártir hasta la Plaza de Santa Lucía, donde se concentraron para entonar el "Jerusalem, Jerusalem" ante el único paso que compone este desfile, el Cristo de la Buena Muerte, obra de Juan Ruíz de Zumeta.
donde el Coro de la Hermandad, entonará el JERUSALEM, JERUSALEM, en honor del Stmo. Cristo de la Buena Muerte,
Un momento mágico seguido por una multitud de zamoranos y visitantes que aprovecharon una noche primaveral, con unas temperaturas insospechadamente altas, para llenar toda la plaza y las calles cercanas.
Se sigue por Cuesta de San Cipriano, Chimeneas, Doncellas, Moreno, Damas, Hospital, Plaza Santa María la Nueva, Motín de la Trucha, Ronda de Santa María la Nueva, Arco de Doña Urraca, Plaza de la Leña, Ramón Álvarez, Plaza Mayor por delante de los soportales del Excmo. Ayuntamiento, Mariano Benlliure, Plaza del Fresco, para retornar al Templo de salida.
Sale a las 20:30 horas de la Iglesia Parroquial de San Lázaro
por: Av. de la Puebla, Feria, Riego, San Torcuato, Benavente, Santa Clara, Sagasta, Renova,
Plaza Mayor,
donde se realizará el acto por los fallecidos de la Hermandad
Continuar por, Juan Nicasio Gallego, Reina, Corral Pintado, Plaza Santa Maria la Nueva para finalizar en el Museo de Semana Santa.
No se podrá quejar La Tercera Caída de cómo se ha portado la ciudad y el tiempo en el desfile del 75 aniversario. Miles de zamoranos han arropado la procesión en una tarde espléndida y con algunas novedades.
Entre ellas, los pasos han caminado con al escolta del público, pero también junto a la Guardia Civil
y los ejércitos de Tierra y Aire.
Además, la hermandad ha estrenado la pieza "Tercera Caída" del compositor toresano David Rivas, prevista para la entrada en la Plaza Mayor, donde el canto de La Muerte no es el final es el colofón a una noche histórica por muchos motivos. ¡Feliz 75 aniversario!
Abre el desfile de nuestra hermandad una obra excepcional de uno de los grandes escultores contemporáneos españoles, el benaventano José Luis Alonso Coomonte (1932).
Esta corona de hierro, fabricada en 1999 con rejas de arado, traduce a proporciones ciclópeas la corona de espinas de la Pasión Cristo.
Cruz de yugos
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La Cruz de yugos, puesta a hombros de los hermanos hace ya más de tres décadas,
La figura de Jesús Caído, apoya su brazo izquierdo en el suelo mientras que con el otro intenta soportar el peso de la cruz que cae sobre sus espaldas.
Títular de
HERMANDAD DE JESÚS EN SU TERCERA CAIDA
Quintín de la Torre, 1947
La talla se inspira en una pintura existente en el retablo del Santo Cristo, llamado popularmente del altar de la Cruz de Carne, que visitó Quintín de la Torre la Semana Santa anterior a la entrega de la imagen.
Desfila sobre una mesa a hombros tallada por Miguel y José Antonio Pérez, sustituyendo a una anterior, portada a ruedas, de fibra de vidrio, obra de José Luis Coomonte,
que a día de hoy es la peana donde recibe culto la imagen en la parroquia de San Lázaro.
Volvio al culto en 2009 tras años de encontrarse expuesto en el Museo de Semana Santa tras el derribo de su altar en la iglesia ya citada.
Ramón Abrantes talla una imagen de la Virgen, bendecida en 1959, que bajo la advocación de la Amargura.
Imagen de las llamadas de bastidor de 1,82 metros de altura. Tallada en madera de pino el cuerpo y en madera de cerezo cabeza, manos y pies.
Para la Semana Santa, se viste con una túnica blanca de lamé plateado con manto negro bordado en 1963, resaltando las cruces que se extienden por toda la tela.
La mesa fue realizada por José Antonio Pérez.
La imagen se puede visitar durante todo el año en el Museo de Semana Santa y el antes del Lunes Santo se traslada a la parroquia de San Lazaro