PREPARACIÓN DE LA CENA
Pedro y Juan preparan la cena, sobre un mantel blanco ponen trece platos y una sola copa de la que todos van a beber.
No olvidan nada, desde niños habían asistido a estos preparativos sagrados.
A la puesta del sol, llegan los otros diez con Jesús.
Suenan las trompetas del Templo, anuncían que ya es hora, los treces se sientan en la mesa.
Dos de ellos sienten una emoción mayor: son los que van a morir pronto, Jesús el Nazareno y Judas Iscariote
Jesús recorre co sus ojos aquellos rostros que le rodean y le miran. Son los doce, los amigos desde hace tres años. con ellos ha comido muchas veces y mirandoles les dice:
Con gran deseo he querido celebrar esta Pascua con vosotros antes de parecer.
Pero antes de cenar, lo que pasó no lo cuenta Juan, el discipulo amado.
LAVATORIO DE LOS PIES
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.
Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?»
Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde».
Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo».
Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza». Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos».
Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos». Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?
Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros.
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