La hermandad de la Victoria abrió una rendija en el panorama gris que ha dejado la pandemia. Y por esa rendija entraron los trece traslados que recorrieron las calles del Centro en la mañana de este domingo, convirtiendo esa rendija en una puerta abierta de par en par.
La magna exposición que ha organizado la Agrupación de Cofradías en la Catedral se ha convertido en la excusa para realizar una prueba.
Fueron trece andas y tronos de traslado que salieron a la calle. Cuando todavía no había roto el alba y las calles estaban vacías. Bueno, para ser exactos no estaban vacías. Ni de gente ni de excitación. Muchos jóvenes, familias y grupos de amigos llenaban los alrededores de las iglesias desde las que salieron las imágenes.
La primera, el Redentor del Mundo desde la parroquia de la Encarnación a las 4.45 horas. Se notaba muchas ganas de volver a ver las imágenes devocionales de la ciudad en la calle, en una mañana que prometía mucho pese a las limitaciones impuestas: sin música, con cortejos reducidos y sobrios, recorridos cortos y andas pequeñas.
Se han visto traslados claustrales con más parafernalia, pero eso no restó emoción en el reencuentro en la calle. Viejos amigos, caras conocidas, gente que seguro que te encuentras en una procesión... se volvía a respirar ese ambiente de camaradería que crean las procesiones a su alrededor. Y fue impagable vivir la experiencia de ver a Servitas en la calle con saya y manto bordado, el Cristo de los Milagros entrando a hombros en la Catedral, el Ubi Caritas sonando en el Patio de los Naranjos con el Cristo del Amor, los vivas y ovaciones que arrancó la Virgen del Rocío desde que salió de San Lázaro con cohetes hasta que entró en la basílica o la indescriptible y personal emoción que se siente cuando uno se encuentra con Jesús Cautivo y ver su túnico al viento mientras cruza la puerta de la Catedral.
Este traslado de trece imágenes abre también el debate de la celebración de la procesión Magna prevista por la Agrupación con motivo de su centenario. ¿Se debe celebrar el 30 de octubre o plantear otra fecha? ¿Con qué formato se debe planificar? Todas esas preguntas se fueron haciendo en los corrillos que se iban formando entre un cortejo y otro. Las dudas siguen presentes, aunque sólo por el cuándo y el cómo, porque no hay duda de que la Magna llegará. La Agrupación y las cofradías se lo merecen y la ciudad lo espera. Este lunes puede que se vaya despejando este panorama, aunque por ahora está la perspectiva de la vuelta de las imágenes a sus sedes canónicas cuando termine la exposición 'El Verbo Encarnado', cuya fecha de cierre será el 13 de noviembre.
Hay dos aspectos de la jornada de la mañana de este domingo que llamaron la atención.
1 Todo el público iba con mascarilla. Las calles estaban llenas de público, es cierto, pero no había apreturas. Las calles estaban bien organizadas y la gente se situó de forma respetuosa y ordenada para ver el paso de los cortejos.
2 Adaptación de las cofradías a las circunstancias.
Las trece cofradías que participaron se adaptaron a las limitaciones de la pandemia. Cortejos cortos, rigurosos y sin música. Pero cada una supo imprimir su carácter.
TRASLADO DEL CAUTIVO
Y el apoteosis final.
La emoción que muchos esperaban sentir, Jesús Cautivo se acercaba a la Catedral por la calle Duque de la Victoria.
Ya en la puerta de San Pablo había mucho público para ver su salida, algo muy esperado después de dos años y tras una Misa del Alba muy limitada este año por las restricciones por la pandemia.
Málaga echaba de menos al Cautivo recorriendo sus calles, con su túnica al viento.
Parece que todo le acompañó ayer, con una suave brisa en una mañana de luz clara y suave. Salió con la noche todavía presente en la calle y el alba saliendo cuando terminó su recorrido.
Desde antes se que se divisara la cabeza del cortejo del Cautivo, se escuchaban los aplausos a Jesús Cautivo en el Patio de los Naranjos.
Fue emocionante el reencuentro, a la vez que esa emoción se mezcla con esa sensación de hacerse pequeño ante su presencia. Por algo esta imagen tiene el tirón que tiene.
Su túnica se movía suavemente cuando ya daba la espaldas a todos para entrar en la Catedral.
EN LA CATEDRAL
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