Salamanca
Exorno floral el conjunto de flores que llevan las imagenes tanto de Jesús como de María.
Los exornos florales de la Virgen suelen ser jarrones que manos especiales forman con las flores figuras cónicas.
Los colores suaves: blancas, rosas, amarillas.... y las flores pueden ser rosas, claveles,orquideas.....
Los crucificados llevan casi siempre un monte de claveles de colores fuertes: rojo, morado....
Nuestra Señora del Rosario en Sus Misterios Dolorosos
Los exornos florales están hechos por manos especiales y que un año tras otro son las encargadas de adornar los pasos.
Se adornan el mismo día que procesionan, muy temprano.
sábado, 21 de enero de 2012
COFRADÍA DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LAS INJURIAS DE ZAMORA
REAL HERMANDAD DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LAS INJURIAS
La Cofradía del Santísimo Cristo de las Injurias, conocido como la del Silencio, se funda el 13 de marzo de 1925.
El Santísimo Cristo de las Injurias es una de las imágenes mas veneradas y admiradas en la Semana Santa de Zamora.
Sin embargo, a comienzos del siglo XX pasaba totalmente desapercibida para la gran mayoría de zamoranos, ya que se conservaba semioculta desde 1835 en la S.I. Catedral, en la capilla donde está sepultado el Obispo D. Tomás Belesta.Imagen Stmo.
En 1902 la soberbia escultura saldrá de la oscuridad de su retiro catedralicio merced a la idea lanzada por dos zamoranos, D. Francisco Antón Casaseca y D. Carlos Rodríguez Díaz, colaboradores de los diarios locales “El Correo de Zamora” y “El Heraldo de Zamora”.
El primero de ellos, publica un artículo, el 10 de Marzo de 1902, citando: “existe en la Catedral de Zamora una obra soberbia, una escultura de mérito sobresaliente, conocida por muy pocos…”, Francisco Antón propone que esta imagen figure en las procesiones de Semana Santa” La idea es acogida con entusiasmo por la Cofradía del Santo Entierro, si bien el Cabildo inicialmente se niega a ceder la imagen, en ese momento D. Isidoro Rubio, alcalde de Zamora de la época, se dirige al Obispo de la Diócesis D. Luís Felipe Ortiz rogándole que autorice la salida de esta imagen en procesión.
El cabildo, ante la intercesión del Obispado, cede y acepta.
A las 19:30 horas del día 26 de marzo de 1902 para solemnizar el traslado del Crucificado desde la Catedral hasta el Convento de Santa Clara, sede provisional de la Cofradía del Santo Entierro, se organiza una procesión popular, siendo el Stmo. Cristo portado a hombros sobre una mesa cubierta por un sencillo terrazo.
Asisten a la procesión numerosos fieles con velas encendidas, encabezadas por el Barandales.
La mañana del sábado Santo el Stmo. Cristo fue trasladado y colocado de nuevo en su capilla.
Al año siguiente, 1903, se pretende que la bendita imagen regrese a la S.I. Catedral formando parte de la procesión de Nuestra Madre de las Angustias, que en aquel entonces realizaba una estación en la Seo zamorana, con el fin de devolver procesionalmente el Cristo y con el decoro debido.
Lo cierto es que el traslado de la imagen se efectuó la mañana del sábado Santo y no precisamente con la solemnidad debida, lo cual contrarió profundamente al Cabildo catedralicio, que determinó la retirada del Crucificado de la procesión del Santo Entierro.
El 22 de noviembre de 1924 renace la Junta de Fomento de Semana Santa, presidida por D. Ursicino Álvarez. En su visita al Sr. Obispo D. Antonio Álvaro Ballano, le informa del proyecto de reincorporación del Cristo de las Injurias a la procesión del Viernes Santo. El Prelado se mostró poco receptivo a la propuesta pero tras la incorporación del clérigo zamorano D. Manuel Boizas López a la Junta de Fomento como Vicepresidente, consigue tras varias negociaciones convencer tanto al Obispado como al Cabildo, y así en el acta de la Junta de Fomento correspondiente al 1 de enero de 1925 dice: “Se nombró una Comisión compuesta por los Sres. Funcia, Hernández y Sevilla para estar con el Cabildo de la Santa Iglesia Catedral, para ver si permitía a esta Junta que saliera el Cristo de las Injurias, el miércoles Santo, para lo cual se formaría una Cofradía”…
Finalmente el 5 de febrero de 1925 el Cabildo autoriza la salida del Cristo de las Injurias.
Dos días después se reúne la Junta de Fomento para dar cuenta de la feliz conclusión de las negociaciones. …y siempre que se reúna número suficiente de hermanos para poder darle el mayor culto y solemnidad al Santísimo Cristo de las Injurias, quedó instituida la nueva procesión y cofradía que se denominará “Del Silencio”…
La procesión de la nueva cofradía se iniciará en la Catedral el miércoles Santo, después del oficio de Tinieblas, dirigiéndose hasta la iglesia de San Esteban, para hacerle entrega a la Cofradía del Santo Entierro.
La cofradía será exclusivamente para hombres y los hermanos vestirán túnica de estameña blanca, caperuz de veludillo rojo, cíngulo de color blanco y decenario, calzado negro y, como atributo, un hachón sujeto a la cintura.
Se encargaron 150 hachones para el alumbrado de la procesión, con el objeto de que todos fueses del mismo tipo y resultasen más económicos.
El coste del hábito oscilaba entre las 35 y las 40 pesetas; y la cuota anual entre 2 y 3 pesetas. Los componentes de la Junta de Fomento, con su Presidente a la cabeza, son los primeros inscritos en la Cofradía, y, apenas transcurrido un mes de su constitución, el número de hermanos se eleva a 126.
En la reunión de la Junta de Fomento del 13 de febrero, se presenta una lista de hermanos que se ofrecen a cargar el paso del Cristo de las Injurias, acordándose que como se trataba de un paso de mucho peso que se eligiera tres hermanos de carga por cada cofradía, llevándolo el primer día los de las tres primeras procesiones (Vera Cruz, Congregación y Santo Entierro) y los de la Resurrección el Viernes por la tarde, siendo nombrado como encargado del paso D. Ildefonso Rodríguez Carrascal. En misma reunión y a propuesta del Tesorero D. Julio Santos Funcia, se acuerda expedir un título a nombre de cada uno de los hermanos de la Cofradía.
El 15 de febrero es sometida la imagen a un minucioso reconocimiento, dictaminando la sustitución de la cruz dado su mal estado. D. Julio Santos Funcia dona la nueva cruz, realizada según el modelo de la antigua. Se dice que en su interior se guardó dentro de un tubo, un documento firmado por los componentes de la Junta de Fomento, donde se relataba la constitución de la cofradía y se solicitaba, a quienes lo hallaren una oración por el alma de los firmantes. También se incluía la pluma utilizada y un ejemplar de la guía oficial de la Semana Santa de 1925.
El 13 de marzo se aprueban los Estatutos, y se elige Presidente y Junta Directiva, siendo designado el médico D. Pedro Almendral. Quedando constituida la primera Directiva de la Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias – Cofradía del Silencio
A las ocho de la noche del miércoles Santo de 1925, después de oficiarse en la S.I. Catedral solemnes Maitines y Laúdes, previo juramento que prestaron un centenar de hermanos en el interior del templo, realiza su primera salida la Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias - Cofradía del Silencio.
Tras una larga espera de 22 años, la impresionante imagen del Santísimo Cristo de las Injurias aparece por la puerta norte de la Seo zamorana. Fuerzas del Regimiento de Toledo, con banda de cornetas y tambores, cierran la comitiva que se dirige por la Rúa buscando la iglesia de San Esteban. Concluida la procesión, en el interior del templo, la Capilla de Música de la Catedral reforzada con hermanos de la Cofradía y bajo la dirección del Maestro de Capilla catedralicio Gaspar de Arabaolaza, interpreta el Himno Plegaria al Santísimo Cristo de las Injurias, compuesto por el propio maestro con letra de un poeta de Astorga.
La Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias, Cofradía del Silencio, era una realidad. La puesta en escena de la Cofradía resultaba absolutamente innovadora. En los años veinte tan sólo las cofradías de la Vera Cruz, Jesús Nazareno y Santo Entierro desfilaban ataviadas con hábito, los fundadores del Silencio se decantan por una novedosa túnica de estameña blanca y caperuz de veludillo rojo.
IMAGEN TÍTULAR CRISTO DE LAS INJURIAS
CAPILLA DE SAN BERNARDO EN LA CATEDRAL
NAZARES
La túnica se compone de caperuz de terciopelo rojo y hábito de estameña blanca (tejido tradicional en la mayoría de las Cofradías zamoranas) que se ciñe con cordón blanco y decenario.
Los cofrades portan un hachón de madera blanco con una vela apoyado en la cintura.
JURAMENTO
En el atrio de la catedral tiene lugar el Juramento del Silencio;
El Alcalde, en representación de la ciudad, realiza la ofrenda del silencio al Cristo de las Injurias: guardarán absoluto silencio durante todo el desfile.
El juramento es tomado por el Obispo, con los hermanos de rodillas.
PROCESIÓN MIÉRCOLES SANTO
Abren el desfile tres hermanos a caballo y tres palafreneros.
La Hermandad porta dos pebeteros portados a hombros. Heraldos al inicio y hacia la mitad de la procesión hacen sonar clarines anunciando el silencio, que se constituye en símbolo de austeridad y recogimiento religioso
La Cofradía del Santísimo Cristo de las Injurias, conocido como la del Silencio, se funda el 13 de marzo de 1925.
El Santísimo Cristo de las Injurias es una de las imágenes mas veneradas y admiradas en la Semana Santa de Zamora.
Sin embargo, a comienzos del siglo XX pasaba totalmente desapercibida para la gran mayoría de zamoranos, ya que se conservaba semioculta desde 1835 en la S.I. Catedral, en la capilla donde está sepultado el Obispo D. Tomás Belesta.Imagen Stmo.
En 1902 la soberbia escultura saldrá de la oscuridad de su retiro catedralicio merced a la idea lanzada por dos zamoranos, D. Francisco Antón Casaseca y D. Carlos Rodríguez Díaz, colaboradores de los diarios locales “El Correo de Zamora” y “El Heraldo de Zamora”.
El primero de ellos, publica un artículo, el 10 de Marzo de 1902, citando: “existe en la Catedral de Zamora una obra soberbia, una escultura de mérito sobresaliente, conocida por muy pocos…”, Francisco Antón propone que esta imagen figure en las procesiones de Semana Santa” La idea es acogida con entusiasmo por la Cofradía del Santo Entierro, si bien el Cabildo inicialmente se niega a ceder la imagen, en ese momento D. Isidoro Rubio, alcalde de Zamora de la época, se dirige al Obispo de la Diócesis D. Luís Felipe Ortiz rogándole que autorice la salida de esta imagen en procesión.
El cabildo, ante la intercesión del Obispado, cede y acepta.
A las 19:30 horas del día 26 de marzo de 1902 para solemnizar el traslado del Crucificado desde la Catedral hasta el Convento de Santa Clara, sede provisional de la Cofradía del Santo Entierro, se organiza una procesión popular, siendo el Stmo. Cristo portado a hombros sobre una mesa cubierta por un sencillo terrazo.
Asisten a la procesión numerosos fieles con velas encendidas, encabezadas por el Barandales.
La mañana del sábado Santo el Stmo. Cristo fue trasladado y colocado de nuevo en su capilla.
Al año siguiente, 1903, se pretende que la bendita imagen regrese a la S.I. Catedral formando parte de la procesión de Nuestra Madre de las Angustias, que en aquel entonces realizaba una estación en la Seo zamorana, con el fin de devolver procesionalmente el Cristo y con el decoro debido.
Lo cierto es que el traslado de la imagen se efectuó la mañana del sábado Santo y no precisamente con la solemnidad debida, lo cual contrarió profundamente al Cabildo catedralicio, que determinó la retirada del Crucificado de la procesión del Santo Entierro.
El 22 de noviembre de 1924 renace la Junta de Fomento de Semana Santa, presidida por D. Ursicino Álvarez. En su visita al Sr. Obispo D. Antonio Álvaro Ballano, le informa del proyecto de reincorporación del Cristo de las Injurias a la procesión del Viernes Santo. El Prelado se mostró poco receptivo a la propuesta pero tras la incorporación del clérigo zamorano D. Manuel Boizas López a la Junta de Fomento como Vicepresidente, consigue tras varias negociaciones convencer tanto al Obispado como al Cabildo, y así en el acta de la Junta de Fomento correspondiente al 1 de enero de 1925 dice: “Se nombró una Comisión compuesta por los Sres. Funcia, Hernández y Sevilla para estar con el Cabildo de la Santa Iglesia Catedral, para ver si permitía a esta Junta que saliera el Cristo de las Injurias, el miércoles Santo, para lo cual se formaría una Cofradía”…
Finalmente el 5 de febrero de 1925 el Cabildo autoriza la salida del Cristo de las Injurias.
Dos días después se reúne la Junta de Fomento para dar cuenta de la feliz conclusión de las negociaciones. …y siempre que se reúna número suficiente de hermanos para poder darle el mayor culto y solemnidad al Santísimo Cristo de las Injurias, quedó instituida la nueva procesión y cofradía que se denominará “Del Silencio”…
La procesión de la nueva cofradía se iniciará en la Catedral el miércoles Santo, después del oficio de Tinieblas, dirigiéndose hasta la iglesia de San Esteban, para hacerle entrega a la Cofradía del Santo Entierro.
La cofradía será exclusivamente para hombres y los hermanos vestirán túnica de estameña blanca, caperuz de veludillo rojo, cíngulo de color blanco y decenario, calzado negro y, como atributo, un hachón sujeto a la cintura.
Se encargaron 150 hachones para el alumbrado de la procesión, con el objeto de que todos fueses del mismo tipo y resultasen más económicos.
El coste del hábito oscilaba entre las 35 y las 40 pesetas; y la cuota anual entre 2 y 3 pesetas. Los componentes de la Junta de Fomento, con su Presidente a la cabeza, son los primeros inscritos en la Cofradía, y, apenas transcurrido un mes de su constitución, el número de hermanos se eleva a 126.
En la reunión de la Junta de Fomento del 13 de febrero, se presenta una lista de hermanos que se ofrecen a cargar el paso del Cristo de las Injurias, acordándose que como se trataba de un paso de mucho peso que se eligiera tres hermanos de carga por cada cofradía, llevándolo el primer día los de las tres primeras procesiones (Vera Cruz, Congregación y Santo Entierro) y los de la Resurrección el Viernes por la tarde, siendo nombrado como encargado del paso D. Ildefonso Rodríguez Carrascal. En misma reunión y a propuesta del Tesorero D. Julio Santos Funcia, se acuerda expedir un título a nombre de cada uno de los hermanos de la Cofradía.
El 15 de febrero es sometida la imagen a un minucioso reconocimiento, dictaminando la sustitución de la cruz dado su mal estado. D. Julio Santos Funcia dona la nueva cruz, realizada según el modelo de la antigua. Se dice que en su interior se guardó dentro de un tubo, un documento firmado por los componentes de la Junta de Fomento, donde se relataba la constitución de la cofradía y se solicitaba, a quienes lo hallaren una oración por el alma de los firmantes. También se incluía la pluma utilizada y un ejemplar de la guía oficial de la Semana Santa de 1925.
El 13 de marzo se aprueban los Estatutos, y se elige Presidente y Junta Directiva, siendo designado el médico D. Pedro Almendral. Quedando constituida la primera Directiva de la Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias – Cofradía del Silencio
A las ocho de la noche del miércoles Santo de 1925, después de oficiarse en la S.I. Catedral solemnes Maitines y Laúdes, previo juramento que prestaron un centenar de hermanos en el interior del templo, realiza su primera salida la Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias - Cofradía del Silencio.
Tras una larga espera de 22 años, la impresionante imagen del Santísimo Cristo de las Injurias aparece por la puerta norte de la Seo zamorana. Fuerzas del Regimiento de Toledo, con banda de cornetas y tambores, cierran la comitiva que se dirige por la Rúa buscando la iglesia de San Esteban. Concluida la procesión, en el interior del templo, la Capilla de Música de la Catedral reforzada con hermanos de la Cofradía y bajo la dirección del Maestro de Capilla catedralicio Gaspar de Arabaolaza, interpreta el Himno Plegaria al Santísimo Cristo de las Injurias, compuesto por el propio maestro con letra de un poeta de Astorga.
La Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias, Cofradía del Silencio, era una realidad. La puesta en escena de la Cofradía resultaba absolutamente innovadora. En los años veinte tan sólo las cofradías de la Vera Cruz, Jesús Nazareno y Santo Entierro desfilaban ataviadas con hábito, los fundadores del Silencio se decantan por una novedosa túnica de estameña blanca y caperuz de veludillo rojo.
IMAGEN TÍTULAR CRISTO DE LAS INJURIAS
CAPILLA DE SAN BERNARDO EN LA CATEDRAL
NAZARES
La túnica se compone de caperuz de terciopelo rojo y hábito de estameña blanca (tejido tradicional en la mayoría de las Cofradías zamoranas) que se ciñe con cordón blanco y decenario.
Los cofrades portan un hachón de madera blanco con una vela apoyado en la cintura.
JURAMENTO
En el atrio de la catedral tiene lugar el Juramento del Silencio;
El Alcalde, en representación de la ciudad, realiza la ofrenda del silencio al Cristo de las Injurias: guardarán absoluto silencio durante todo el desfile.
El juramento es tomado por el Obispo, con los hermanos de rodillas.
PROCESIÓN MIÉRCOLES SANTO
Abren el desfile tres hermanos a caballo y tres palafreneros.
La Hermandad porta dos pebeteros portados a hombros. Heraldos al inicio y hacia la mitad de la procesión hacen sonar clarines anunciando el silencio, que se constituye en símbolo de austeridad y recogimiento religioso
CAPILLA DE SAN BERNARDO EN LA CATEDRAL ZAMORA
CATEDRAL DE ZAMORA
Está dedicada al Salvador, se inscribe dentro del denominado Románico del Duero, distinguiéndose por ser la más pequeña y la más antigua de las once de la Comunidad de Castilla y León.1
Fue declarada Monumento Nacional por Real Orden de 5 de septiembre de 1889.
Su planta es de cruz latina con tres naves de cuatro tramos, las laterales con bóveda de arista y la central de crucería simple.
Los tres ábsides que tenía en origen fueron sustituidos por una cabecera gótica en el siglo XVI. En el crucero se alza un cimborrio con un tambor de 16 ventanas sobre el que se levanta una cúpula de gallones revestidos con escamas de piedra y soportada con pechinas de clara influencia bizantina.
Es el elemento más llamativo, bello y original del templo, y un verdadero símbolo de la ciudad.
El Cristo de las Injurias recibe culto en la Capilla de San Bernardo de la Catedral de Zamora
Está dedicada al Salvador, se inscribe dentro del denominado Románico del Duero, distinguiéndose por ser la más pequeña y la más antigua de las once de la Comunidad de Castilla y León.1
Fue declarada Monumento Nacional por Real Orden de 5 de septiembre de 1889.
Su planta es de cruz latina con tres naves de cuatro tramos, las laterales con bóveda de arista y la central de crucería simple.
Los tres ábsides que tenía en origen fueron sustituidos por una cabecera gótica en el siglo XVI. En el crucero se alza un cimborrio con un tambor de 16 ventanas sobre el que se levanta una cúpula de gallones revestidos con escamas de piedra y soportada con pechinas de clara influencia bizantina.
Es el elemento más llamativo, bello y original del templo, y un verdadero símbolo de la ciudad.
El Cristo de las Injurias recibe culto en la Capilla de San Bernardo de la Catedral de Zamora
viernes, 20 de enero de 2012
COFRADÍA DE LA SOLEDAD Y EL SANTO ENTIERRO DE CÁCERES
Ilustre y Real Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santo Entierro.
Los orígenes la cofradía de la Soledad se pierden en los albores del siglo XVI, pudiendo ser considerada por tanto como una de las más antiguas de la ciudad y de las pocas que ha mantenido una actividad ininterrumpida desde entonces.
Posiblemente ya en aquellos primeros años existía la piadosa costumbre de subir hasta el lugar donde se encuentra la ermita del Calvario para escuchar sendos sermones el Domingo de Pasión y el Viernes Santo.
No obstante, la documentación histórica con la que contamos no nos permite precisar nada más acerca de la historia de la cofradía sino es con posterioridad al 28 de noviembre de 1582, fecha en que el obispo de la diócesis, don Pedro García de Galarza, se erige en fundador y patrono de la Santa Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad del Monte Calvario, a la que además une los bienes y los fieles de otras tantas cofradías que por entonces se encontraban en un estado de evidente ruina, como fueron las de San Antón, Santa Marina, Santa María la Vieja... y, por su importancia, la de Santa María de los Caballeros, cofradía que había sido fundada en 1470 y cuya sede no era otra que la iglesia de su mismo nombre, es decir, la que hoy conocemos como ermita de la Soledad.
En las mismas ordenanzas se establecía cómo se habían de celebrar las tres procesiones con las que contaba la cofradía durante la Cuaresma y la Semana Santa.
La primera tenía lugar el Domingo de Pasión, también conocido como Domingo de Lázaro, es decir, una semana antes del Domingo de Ramos.
Los cofrades salían a las doce de la mañana de la ermita llevando en andas la imagen Nra. Sra. de la Soledad, y se llegaba hasta la otra ermita con que contaba la cofradía, la del Calvario, en el camino que va a la Montaña, donde se predicaba un sermón por un fraile del monasterio de San Francisco.
Después de celebraba una concurrida romería en el transcurso de la cual se consumían las conocidas tortas del Calvario, unos ricos bollos de pan amasado con huevo, aceite, anís y azúcar.
El Viernes Santo, también después de mediodía, se formaba en Santa María otra procesión que subía hasta el Calvario, donde de nuevo se predicaba un sermón por el mismo padre franciscano.
Concluido éste, se traía la imagen de la Soledad cubierta de luto hasta la iglesia de Santa María.
Aunque no constase en las ordenanzas originales, desde muy pronto también tuvo que desarrollarse durante este Viernes de Pasión la llamada ceremonia del Descendimiento.
Previamente, por la mañana, se subía la imagen articulada de Cristo hasta el Calvario, donde era clavada en una cruz junto a unos monigotes que representaban a los dos ladrones, en el escarpado picacho que circunda la ermita.
Al compás que el fraile predicaba el conocido como Sermón de las Siete Palabras, la imagen del Crucificado era desclavado por otros dos sacerdotes que lo introducían en una urna dispuesta sobre la gran mesa de piedra que todavía hoy se conserva frente a la ermita.
De este modo, acompañado por la Virgen vestida de luto, ambas imágenes bajaban hasta el casco urbano.
Nuestra Señora permanecía en Santa María hasta la mañana del Domingo de Resurrección, cuando, tras la predicación de un fraile, esta vez de la orden dominica, se trasladaba la imagen procesionalmente hasta su ermita.
Desde 1609 la imagen de la Virgen iba a acompañada de otra de Jesús Resucitado, una obra excepcional del escultor Tomás de la Huerta (el mismo autor de otra efigie tan querida por los cacereños como la del Nazareno). Desgraciadamente, en 1930 la cofradía se deshizo de ella para sustituirla por el Cristo de escayola que hoy día procesiona.
Aparte de éstas, hubo un momento en que se celebraba incluso una cuarta y muy curiosa procesión. Ésta tenía lugar el Viernes Santo por la noche y en ella sólo participaban mujeres, sacándose de nuevo y en absoluto silencio la imagen de la Virgen en procesión por las calles del casco antiguo. Sin embargo, en 1730 un edicto del obispo acabó por prohibir ésta y otras procesiones similares «por los muchos desmanes que se solían cometer». Tan piadosa tradición no se volvió a retomar al menos hasta 1863, y continuó celebrándose hasta que de nuevo se interrumpió en los años previos a la guerra civil.
A finales XVIII surgen los primeros litigios con la Administración, cada vez más dispuesta a gravar los bienes de las cofradías y otras instituciones religiosas de carácter piadoso y asistencial.
En 1867 se creó un grupo de dieciocho alabarderos vestidos a la romana. La función de estos «soldados» era la de montar guardia en la ermita desde el Jueves Santo hasta el Viernes por la noche, y durante todo el día no podían alejarse más de diez pasos de allí, de manera que para comer y descansar disponían de turnos y de una habitación en la propia ermita, dentro de la especie de cripta que todavía hoy se conserva.
Durante la procesión del Santo Entierro todos ellos escoltaban a la imagen del Cristo Yacente por las calles de la ciudad. Poco a poco, la fama de estos alabarderos fue decayendo, ya que en no pocas ocasiones dieron lugar al escándalo por sus mofas y peleas durante el transcurso de la procesión.
De acuerdo con las nuevas disposiciones del Derecho Canónico, la Cofradía de la Soledad tuvo que reformar de nuevo sus ordenanzas 1878. Según estos nuevos estatutos, la directiva quedaría formada por el párroco de San Mateo, el abad del cabildo eclesiástico, tres diputados, de los que el primero sería mayordomo, tres supernumerarios que ejerciesen en ausencia o enfermedad de los anteriores, un secretario, cuatro oficiales del estado general, un portero y un muñidor.
SEDE CANÓNICA ERMITA DE LA SOLEDAD
IMÁGENES TITULARES:
CRISTO YACENTE
SANTÍSIMA VIRGEN DE LA SOLEDAD
CRISTO RESUCITADO
Desde 1930 también procesiona una imagen del Señor Resucitado de escayola, que vino a sustituir, desafortunadamente, a la que en 1609 tallara Tomás de la Huerta.
NUESTRA SEÑORA DE LA ALEGRIA
Hábito
El Viernes Santo
Túnica negra, capirote negro con fajín en la cintura negro
El Domingo de Resurrección
Túnica Blanca con fajín en la cintura blanco
Estación de penitencia
Viernes Santo
Domingo de Resurrección
Los orígenes la cofradía de la Soledad se pierden en los albores del siglo XVI, pudiendo ser considerada por tanto como una de las más antiguas de la ciudad y de las pocas que ha mantenido una actividad ininterrumpida desde entonces.
Posiblemente ya en aquellos primeros años existía la piadosa costumbre de subir hasta el lugar donde se encuentra la ermita del Calvario para escuchar sendos sermones el Domingo de Pasión y el Viernes Santo.
No obstante, la documentación histórica con la que contamos no nos permite precisar nada más acerca de la historia de la cofradía sino es con posterioridad al 28 de noviembre de 1582, fecha en que el obispo de la diócesis, don Pedro García de Galarza, se erige en fundador y patrono de la Santa Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad del Monte Calvario, a la que además une los bienes y los fieles de otras tantas cofradías que por entonces se encontraban en un estado de evidente ruina, como fueron las de San Antón, Santa Marina, Santa María la Vieja... y, por su importancia, la de Santa María de los Caballeros, cofradía que había sido fundada en 1470 y cuya sede no era otra que la iglesia de su mismo nombre, es decir, la que hoy conocemos como ermita de la Soledad.
En las mismas ordenanzas se establecía cómo se habían de celebrar las tres procesiones con las que contaba la cofradía durante la Cuaresma y la Semana Santa.
La primera tenía lugar el Domingo de Pasión, también conocido como Domingo de Lázaro, es decir, una semana antes del Domingo de Ramos.
Los cofrades salían a las doce de la mañana de la ermita llevando en andas la imagen Nra. Sra. de la Soledad, y se llegaba hasta la otra ermita con que contaba la cofradía, la del Calvario, en el camino que va a la Montaña, donde se predicaba un sermón por un fraile del monasterio de San Francisco.
Después de celebraba una concurrida romería en el transcurso de la cual se consumían las conocidas tortas del Calvario, unos ricos bollos de pan amasado con huevo, aceite, anís y azúcar.
El Viernes Santo, también después de mediodía, se formaba en Santa María otra procesión que subía hasta el Calvario, donde de nuevo se predicaba un sermón por el mismo padre franciscano.
Concluido éste, se traía la imagen de la Soledad cubierta de luto hasta la iglesia de Santa María.
Aunque no constase en las ordenanzas originales, desde muy pronto también tuvo que desarrollarse durante este Viernes de Pasión la llamada ceremonia del Descendimiento.
Previamente, por la mañana, se subía la imagen articulada de Cristo hasta el Calvario, donde era clavada en una cruz junto a unos monigotes que representaban a los dos ladrones, en el escarpado picacho que circunda la ermita.
Al compás que el fraile predicaba el conocido como Sermón de las Siete Palabras, la imagen del Crucificado era desclavado por otros dos sacerdotes que lo introducían en una urna dispuesta sobre la gran mesa de piedra que todavía hoy se conserva frente a la ermita.
De este modo, acompañado por la Virgen vestida de luto, ambas imágenes bajaban hasta el casco urbano.
Nuestra Señora permanecía en Santa María hasta la mañana del Domingo de Resurrección, cuando, tras la predicación de un fraile, esta vez de la orden dominica, se trasladaba la imagen procesionalmente hasta su ermita.
Desde 1609 la imagen de la Virgen iba a acompañada de otra de Jesús Resucitado, una obra excepcional del escultor Tomás de la Huerta (el mismo autor de otra efigie tan querida por los cacereños como la del Nazareno). Desgraciadamente, en 1930 la cofradía se deshizo de ella para sustituirla por el Cristo de escayola que hoy día procesiona.
Aparte de éstas, hubo un momento en que se celebraba incluso una cuarta y muy curiosa procesión. Ésta tenía lugar el Viernes Santo por la noche y en ella sólo participaban mujeres, sacándose de nuevo y en absoluto silencio la imagen de la Virgen en procesión por las calles del casco antiguo. Sin embargo, en 1730 un edicto del obispo acabó por prohibir ésta y otras procesiones similares «por los muchos desmanes que se solían cometer». Tan piadosa tradición no se volvió a retomar al menos hasta 1863, y continuó celebrándose hasta que de nuevo se interrumpió en los años previos a la guerra civil.
A finales XVIII surgen los primeros litigios con la Administración, cada vez más dispuesta a gravar los bienes de las cofradías y otras instituciones religiosas de carácter piadoso y asistencial.
En 1867 se creó un grupo de dieciocho alabarderos vestidos a la romana. La función de estos «soldados» era la de montar guardia en la ermita desde el Jueves Santo hasta el Viernes por la noche, y durante todo el día no podían alejarse más de diez pasos de allí, de manera que para comer y descansar disponían de turnos y de una habitación en la propia ermita, dentro de la especie de cripta que todavía hoy se conserva.
Durante la procesión del Santo Entierro todos ellos escoltaban a la imagen del Cristo Yacente por las calles de la ciudad. Poco a poco, la fama de estos alabarderos fue decayendo, ya que en no pocas ocasiones dieron lugar al escándalo por sus mofas y peleas durante el transcurso de la procesión.
De acuerdo con las nuevas disposiciones del Derecho Canónico, la Cofradía de la Soledad tuvo que reformar de nuevo sus ordenanzas 1878. Según estos nuevos estatutos, la directiva quedaría formada por el párroco de San Mateo, el abad del cabildo eclesiástico, tres diputados, de los que el primero sería mayordomo, tres supernumerarios que ejerciesen en ausencia o enfermedad de los anteriores, un secretario, cuatro oficiales del estado general, un portero y un muñidor.
SEDE CANÓNICA ERMITA DE LA SOLEDAD
IMÁGENES TITULARES:
CRISTO YACENTE
SANTÍSIMA VIRGEN DE LA SOLEDAD
CRISTO RESUCITADO
Desde 1930 también procesiona una imagen del Señor Resucitado de escayola, que vino a sustituir, desafortunadamente, a la que en 1609 tallara Tomás de la Huerta.
NUESTRA SEÑORA DE LA ALEGRIA
Hábito
El Viernes Santo
Túnica negra, capirote negro con fajín en la cintura negro
El Domingo de Resurrección
Túnica Blanca con fajín en la cintura blanco
Estación de penitencia
Viernes Santo
Domingo de Resurrección
jueves, 19 de enero de 2012
EL NAZARENO DE LEÓN
COFRADÍA DEL DULCE NOMBRE DE JESÚS NAZARENO DE LEÓN.
"EL NAZARENO DE LA CATEDRAL"
La Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno celebró su IV Centenario en el año 2011, partiendo de la Regla aprobada por el obispo Don Francisco Terrones Aguilar del Caño, el 4 de febrero de 1611, por lo que esta fecha es la que se toma como de su fundación por haber adquirido naturaleza legal por la aprobación eclesial.
PROCESIÓN EXTRAORDINARIA CON MOTIVO DEL IV CENTENARIO EL 6 DE FEBRERO DEL 2011
En esta Procesión, todos los hermanos de la Cofradía tuvieron la oportunidad de "pujar" a su titular por las calles de León. Para ello se organizaron turnos de puja formados por Braceros de otros pasos de la Cofradía, todo un honor llevar sobre los hombros a Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Otra curiosidad de esta Procesión, es que al ser Extraordinaria y fuera del tiempo de Semana Santa, los hermanos de la Cofradía no cubrieron sus cabezas con el habitual "capillo" si no que lo hicieron descubiertos
Salida de la Catedral y primer cambio de bracero.
Recogida en su sede de Santa Nonia, de Nuestro Padre Jesús Nazareno, a la conclusión de la Procesión del IV Centenario de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno de León.
"EL NAZARENO DE LA CATEDRAL"
La Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno celebró su IV Centenario en el año 2011, partiendo de la Regla aprobada por el obispo Don Francisco Terrones Aguilar del Caño, el 4 de febrero de 1611, por lo que esta fecha es la que se toma como de su fundación por haber adquirido naturaleza legal por la aprobación eclesial.
PROCESIÓN EXTRAORDINARIA CON MOTIVO DEL IV CENTENARIO EL 6 DE FEBRERO DEL 2011
En esta Procesión, todos los hermanos de la Cofradía tuvieron la oportunidad de "pujar" a su titular por las calles de León. Para ello se organizaron turnos de puja formados por Braceros de otros pasos de la Cofradía, todo un honor llevar sobre los hombros a Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Otra curiosidad de esta Procesión, es que al ser Extraordinaria y fuera del tiempo de Semana Santa, los hermanos de la Cofradía no cubrieron sus cabezas con el habitual "capillo" si no que lo hicieron descubiertos
Salida de la Catedral y primer cambio de bracero.
Recogida en su sede de Santa Nonia, de Nuestro Padre Jesús Nazareno, a la conclusión de la Procesión del IV Centenario de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno de León.
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