REAL ILUSTRE Y VENERABLE HERMANDAD SACRAMENTAL DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO, MARÍA SANTÍSIMA DEL MAYOR DOOR Y SANTO SEPULCRO
El peso, el agotamiento lo pueden hasta vencerle. Necesitará un cirineo; como lo necesitamos todos nosotros para nuestras cruces. Pero nuestro cirineo es Él. Pero pensemos que debemos ser cirineos para tantos que junto a nosotros llevan su cruz, hasta quedar extenuados. Y esperan una mano amiga, unos brazos que le animen y ayuden a llevar su cruz o sus cruces.
No basta acompañar la imagen de Jesús camino del Calvario; acompañemos a tantos que se ven obligados a llevar su cruz: la cruz de su enfermedad, de su soledad, de sus penas.
Ser cirineo no es rehuir la cruz del hermano, es ser solidario del hombre necesitado, que nunca dejemos abandonado al hermano que nos necesita. Muchos, incontables, acompañando al Nazareno; que también sean muchos los dispuestos a arrimar el hombro ante las necesidades y dolores del prójimo.
Pero sobre todo, allí está su madre, nuestra Señora del Mayor Dolor. Ella, decidida y valiente, acompaña en aquel valle de amargura a su hijo.
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