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jueves, 15 de marzo de 2018
SAN LONGINOS
San Longinos o Longino de Cesarea fue, según algunas tradiciones cristianas, el soldado romano que traspasó el costado del cuerpo de Jesús con su lanza; conocida como La Santa Lanza.
El individuo no tiene nombre en los evangelios que relatan el hecho, pero suele identificarse con el centurión que, ante la muerte de Jesús, exclamara: “En verdad este era el Hijo de Dios”.
La leyenda de Longino se originó en la Baja Antigüedad y el Medievo, agregando datos sobre su vida, su nacimiento en Lanciano, Italia, conversión al cristianismo y su muerte, hasta llegar a ser considerado un santo por la Iglesia Católica y otras comuniones cristianas.
El evangelio según Juan menciona que un soldado romano con nombre desconocido , entre los encargados por Pilato de la crucifixión de Jesús, clavó una lanza en el pecho del ajusticiado con el propósito, quizás, de confirmar su deceso.
En efecto, en tanto a los otros dos condenados se les quebró las piernas para asegurar que muriesen, Jesús ya había muerto por lo cual; “uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua” (Jn. 19:34 versión Reina Valera 1960) Los evangelios sinópticos no registran este suceso, tampoco los apócrifos más antiguos que se conservan, si bien se menciona a un centurión que comenta el carácter de hijo de Dios del crucificado.
Versiones posteriores de la leyenda de Longino aseguran que tenía problemas de visión, y que al contacto con la sangre del Salvador empezó a ver perfectamente. También dicen que ayudó a lavar el cuerpo de Jesús después del descenso de la Cruz.
El destino de Longino no es seguro, pero se lo veneró como mártir, fijando su muerte en la localidad de Gabbala, Capadocia.
Su cuerpo pasaba por haber sido hallado en Mantua, Italia, en el año 1303, junto con la Santa Esponja empapada de la sangre de Cristo; se le atribuía, extendiendo su papel en el Gólgota, el haber acercado dicha esponja a los labios sedientos del Redentor.
La reliquia favoreció su culto en el siglo XIII enlazándose con los romances del Grial y las tradiciones locales de milagros eucarísticos, constuyéndose una capilla consagrada a San Longino y la Santa Sangre en la iglesia del monasterio bendictino de Santa Andrea, bajo el patronato de los Bonacolsi.
En cuanto a las reliquias, fueron divididas a diversos lugares de Europa, Praga entre ellos, y el cuerpo llevado a la iglesia de San Agustín, en la Ciudad del Vaticano. Sin embargo también en Cerdeña se creía poseer el cuerpo del centurión romano que confesara la divinidad de Jesús.
Durante la Edad Media, y en tiempos posteriores, la lanza de Longino fue un objeto de profundo interés, se la relacionó con las leyendas del Santo Grial y se especuló con sus poderes ocultos; algunos la llamaron, por ello, La lanza del Destino.
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