Solemne y austera, la Semana Santa de León ha vuelto a escribir este sábado el inicio de una historia que se repite durante siglos
Una tradición marcada por ese silencio tan sólo roto por el repicar de las campanas que se entremezclan con el sabor de la limonada y el olor del incienso que empapan las calles frías, oscuras y húmedas de ese León embriagado por la pasión que le despierta su fiesta por antonomasia.
La Semana Santa de León ha echado a andar este sábado con un pregón a cargo de Eduardo Álvarez Aller que ha intentado plasmar el sentir, el pensar y las vivencias de ese papón que, oculto detrás de su capirote, es protagonista central del que se ha convertido en el festejo central de la capital leonesa.
“Hoy quisiera hacerme campanero y sacar melodía de esa mirada que sostiene el cuerpo del Nazareno con lágrima de alma esperanzada. Hoy quisiera hacerme bracero para mecer tu divina proclama que cortejo luminoso y sincero salmodia por las calles y plazas. Hoy quisiera hacerme campanero para tañer y repicar campanadas que eleven cual incienso un bisbiceo de blancas alabanzas”. Con estas palabras, Eduardo Álvarez arrancó un emotivo
Fuente comentario: león noticia.com
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