Páginas

lunes, 13 de mayo de 2013

SANTÍSIMO CRISTO DE LA MISERICORDIA DE GRANADA

Titular de

PONTIFICIA Y REAL HERMANDAD SACRAMENTAL DEL SEÑOR SAN JOSÉ Y ÁNIMAS Y COFRADÍA DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA MISERICORDÍA


La gubia genial del escultor de las saetas, José de Mora, creó en las postrimerías del siglo XVII este hermoso Crucificado de carnes marfileñas, conceptual, hedonista y místico a un tiempo, con destino original en el templo de San Gregorio Bético.


 De la Expiración, de la Salvación, en nuestro siglo de la Misericordia, el Cristo de Mora sublima la muerte en la cruz del Redentor y expresa la reflexión plástica del imaginero ante tan importante problema teológico.


 "Verdaderamente éste era el Hijo de Dios" (Mt 27, 54).

Se trata de un crucificado de tres clavos sobre una cruz plana de taracea.
 Muestra a Jesús de Nazaret ya muerto, con la cabeza suavemente inclinada sobre su hombro derecho y la barbilla clavada en el pecho.
 Los brazos forman un acusado ángulo, por eso y aunque estirados no exageran la definición de pectorales y la blandura de sus carnes se hace patente en el vientre, mientras las piernas se mantienen rectas excepto una pequeña flexión de las rodillas que mantiene el pie izquierdo sobre el derecho, frente a la habitual disposición contraria de la época.



 En las heridas de los clavos apenas se aprecian desgarraduras y casi no hay rastros de sangre, al igual que en la herida del costado de la que manan unos finos hilillos que recorren el torso hasta la cintura.

 Muestra por tanto una disposición serena, sin torsiones agónicas, transmitiendo un reposo absoluto.

Su cabeza es excepcionalmente bella, mostrando claros rasgos semíticos. Sus párpados, muy abultados y entrecerrados, dejan ver los hundidos ojos de cristal. Las cejas tienen un marcado quiebro característico del escultor.

 La nariz es larga y ligeramente aguileña, se muestra afilada por el rictus de la muerte, al igual que los pómulos.


Su boca entreabierta muestra los dientes resecos entre los labios exangües muy dibujados y sombreados por un ligero bigote.
 Sobre el pecho cae la barbilla envuelta en una barba bífida que se desparrama. Estos elementos, bigote y barba, están realizados en parte a punta de pincel, y su relieve apenas se hace notar.

El cabello es suavemente ensortijado, forma ondas grandes y abiertas que caen sobre el hombro izquierdo hacia atrás, y en el derecho hacia delante. También parte de la cabellera, sobretodo la que cae sobre el pecho y el rostro, ha sido realizada también a punta de pincel a medida que se difumina delicadamente en un fenomenal efecto de la policromía y no de la talla.


La corona de espinas que porta es sobreañadida, de metal oscuro, no tallada, que en ningún momento distrae la atención hacia ella ni hacia los sufrimientos que causa. Todo el cuerpo presenta una musculatura proporcionada, pero no desmesuradamente remarcada. Las manos están entrecerradas, algo poco frecuente en la escultura andaluza.

 El cuerpo se mantiene erguido, recto, como si la muerte no le hubiese vencido aún. Es elegante y fuerte, sin llegar a proporciones hercúleas.

  El paño de pureza, es de tela encolada y tiene un característico y muy poco habitual tono carmín violáceo, estando ceñido a la cintura por una cuerda y dejando al descubierto la cadera derecha.


 La tonalidad pálida de su cuerpo, muestra de la muerte, no se acompaña de cardenales, heridas, laceraciones, llagas, ni sangre en exceso.
 Desde 1975 procesiona réplica de Barbero que se venera en San Nicolás.

Sobre cruz de taracea, en andas de nogal, caoba, marfil y plata, con la severidad de cuatro blandones, penetra en las sombras de la madrugada la muerte del Justo.

Recibe culto e la iglesia de San José

PASO

  El paso procesional del Silencio, se compone de una canastilla en nogal y caoba de estilo renacimiento, realiza en el año 1966 por los hermanos Romera.


realizado con maderas de abeto, nogal y caoba en estilo renacentista.
 Le costó, entonces, a la hermandad 250.000 pesetas.

 En el canastillo figuran medallones con los escudos de la cofradía y la ciudad, realizados en marfil.

 Sobre esta canastilla destacan las cartelas en marfil y las figuras de los apóstoles, realizadas en ese mismo material por Jiménez Mesa. Son unas auténticas obras de arte.
 El paso se ilumina con cuatro hachones con platería. En el frontal del paso aparece un relicario en plata, obra de Rafael Moreno (año 1992).


 Como anécdota de este paso, hay que reseñar que cuando lo estrenó la hermandad en el año 1966, debido a las largas trabajaderas que tenía, hizo que la cofradía dejara de pasar por la popular calle Grifos de San José, cambiando el itinerario por la Cuesta de la Alhacaba y Carril de la Lona.

 En 1979 se cambiaron aquellas largas trabajaderas por otras mas cortas e interiores al comenzar a ser procesionado el paso por hermanos costaleros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario