La puerta del templo de Santa Nonia una salva de aplausos anunciaba que esta vez sí el tiempo no vencía a la tradicional y esperada procesión de La Pasión.
Finalmente hubo sentencia: "Procesionamos". Y la algarabía se hizo notar dentro y fuera de Santa Nonia. Así, con un recorrido más reducido de lo habitual, la procesión de la hermandad, la que une el sentimiendo de Minerva, Angustias y Dulce Nombre ha vuelto a conquistar las calles de la capital.
La Virgen de las Angustias ha abierto el acto procesional, con solemnidad, iluminando la noche y acompañada por sus cofrades. Tras ella la cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno ha elevado la mirada al cielo para mostrar un Nazareno enorme, impetuoso en su paso, que desprende sentimiento.
En la noche, muy cerrada en algunas calles, la procesión de La Pasión ha dejado su eco, con La Virgen de las Angustias cerrando el paso a un acto de hermanamiento sin igual. Ha sido la procesión de La Pasión, tradición y costumbre de una Semana Santa que, con alivio, ha comenzado a caminar.
Papones grandes y pequeños.
La procesión de la Pasión ha celebrado con este recorrido sus primeros 20 años de vida. Fue en en 1993, cuando como heredera directa de la antigua Procesión del Pregón, tomaba forma gracias a las tres cofradías centenarias de la ciudad: Angustias, Minerva y la propia Cofradía de Jesús.
La Guardia Civil escoltando los pasos.
Sus dos décadas de vida hacen de La Pasión toda una enseña de la Semana Santa. Una enseña que se ha vuelto a ver, en su explendor, en la noche de este Lunes Santo.
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