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viernes, 1 de abril de 2022

ÚLTIMA CENA, PRIMERA EUCARISTÍA 3

 SACRIFICIO Y SACERDOCIO


A las palabras: Esto es mi Cuerpo, añadió Jesús: entregado por vosotros. Y a las palabras: Esta es mi sangre, añadió. derramada por vosotros y por muchos pare remisión de los pecados. Un cuerpo entregado como Víctima. Una Sangre derramada en expiación.


He aquí palabras estrictamente sacrificales. Indican estas expresiones que la acción realizada por Jesús en aquel momento es un verdadero sacrificio, es la inmolación misteriosa, que antecede en algunas horas a su inmolación sangrienta en la Cruz.
 Hoy, Jueves Santo, ofrece el Santo Sacrificio en la Cena. Mañana, en la Cruz, ofrecerá el mismo sacrificio. Y una y otra vez lo ofrece «por vosotros, y por muchos, en remisión de los pecados».


Dijo también Jesús: Vosotros haced esto para acordaros de mí. Con estas palabras dio a sus Apóstoles el poder de convertir el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Inmolando así la misma Víctima Divina y ofreciendo el mismo Sacrificio que el acaba de ofrecer.


Y los Apóstoles transmitieron esta potestad a los Obispos, y éstos a sus sucesores y a los sacerdotes, que son los colaboradores del Obispo. Desde entonces se repite en nuestros altares el mismo Sacrificio de Jesucristo en la Cruz. Eso es la santa Misa. El mismo Sacrificio de la Cruz

Y es el mismo, porque el Sacerdote que lo ofrece es el mismo, es Cristo Sacerdote principal, mientras que el sacerdote que ven en el altar nuestros ojos es solamente sacerdote ministerial, que obra y habla allí, llevando la persona de Cristo.


 El Dios a quien se ofrece es el mismo. Los hombres por quienes se ofrece son los mismos. La Víctima que se ofrece es la misma, es el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, que aparecen en el altar separados, sacrificados, como separados quedaban en las víctimas que se degollaban en los sacrificios antiguos


. La única diferencia está en la manera de ofrecerse. En la Cruz se ofreció cruentamente; en la Misa, incruentemente, sin derramamiento de sangre. La misma escena que hubiéramos visto en el Calvario, el Viernes Santo a las tres de la tarde, tenemos ante nuestros ojos en la Santa Misa. Si tuviéramos más viva la fe no consideraríamos la Misa como una obligación que hay que cumplir, sino como el acto más sublime y consolador de todo el día.



 «Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta lo último.» Habiéndonos amado a nosotros, a nosotros que somos los suyos, que estamos en este mundo, nos amo hasta lo último, hasta el exceso... Y porque nos amó hasta el exceso. se quedó con nosotros para siempre, nos alimenta con su Cuerpo y Sangre, se ofrece en Sacrificio por nuestra salvación. Jesucristo que se queda misteriosamente bajo las apariencias de un poco de pan, Jesucristo que me alimenta con su Cuerpo y Sangre. Jesucristo que se sacrifica por mí: esto es la Sagrada  Eucaristía. Misterio, Alimento, Sacrificio.


Judas vuelve a ser pelirrojo en el paso de la última cena de ...

  EXPANSIONES DEL CORAZÓN

Tiene Jesús a su alrededor los once amigos fieles, que no cesan de mirarle y de oírle, y sabe que muy pronto todos huirán acobardados. Va a despedirse de ellos; y las palabras con que lo hace —¡la última conversación del Nazareno con los suyos durante su vida mortal,— son un encanto de ternura familiar y de doctrina sublime.

 El amable discípulo San Juan bebió enamorado aquellas palabras del Señor. Las conservó toda su vida en la memoria. y al fin las copió en su Evangelio, inspirado por el Espíritu Santo.







  —Hijitos —les dice al empezar—, ya poco tiempo estaré con vosotros; me buscaréis; pero, así como dije a los judíos que a donde yo voy no podéis venir vosotros, así también os lo digo a vosotros ahora.

  En seguida de anunciarles la despedida, y como para aprovechar ese poquito de tiempo que todavía estará con sus hijitos, les hace el encargo más deseado de su Corazón: —Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado para que también vosotros os améis mutuamente.

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 Aunque ya otras veces había dado el precepto de la caridad fraterna, ahora lo llama mandato nuevo, porque quiere que los cristianos nos amemos unos a otros como él nos ama. Y añade que él nos ama para que nosotros nos amemos unos a otros. Que cada cristiano, al ver al pobre, al pecador, al ofensor, al enemigo, al más despreciable, se anime a la misericordia, al perdón y a la caridad, diciendo: —Mi Señor Jesucristo amó tanto a este desgraciado, que murió por él. El le amó para que yo le ame.


 Al oír que su Maestro se iba y que ya no podía estar con él, Pedro no se conforma con la separación, y le pregunta: —Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: —Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora; me acompañarás más tarde. Pedro replicó: —Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti. Sonriose tristemente el Salvador, que conocía lo futuro, y con suave ironía le dijo: —¿Darás tu vida por mí? Te aseguro, Pedro, que tú esta noche, antes de que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres... Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo.
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Pero yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te conviertas, da firmeza a tus hermanos.


 Y aunque éste llegaría a jurar que no conocía a Jesús, seguiría creyendo en él. No sólo en Pedro, sino en los Once advierte Jesús expresiones de preocupación, de tristeza, por haberles dicho que se va. Quiere reanimarlos con la esperanza de aquella felicidad que será capaz de consolar a todos los que sufran: la esperanza del cielo.


Y así, les dice: —No perdáis la calma; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias, y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros.
Y adonde yo voy, ya sabéis el camino. Tomás le dice: —Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo podemos saber el camino? Jesús le responde: —Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre.





Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto. Felipe le dice: —Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le replica: —Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Yo estoy en el Padre y el Padre en mí... El que me ve a mí, ve al Padre... Sólo un hombre puede hablar así: el Hombre que con sus obras ha probado que es Hijo de Dios. Por eso añade: —Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.



 Es su argumento: obras divinas tienen que proceder de naturaleza divina. Y como todos los cristianos que están unidos con él por la fe y la gracia participan de esa naturaleza divina, añade la magnífica promesa: —Os lo aseguro: el que cree en mí, también hará las obras que yo hago, y aun mayores. Porque yo me voy al Padre: y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.


 Dentro de poco el mundo ya no me verá; pero vosotros me veréis, porque yo vivo y vosotros viviréis. Ese día conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que sabe mis mandamientos y los guarda, ése me ama; y al que me ama, le amará mi Padre, y le amaré yo, y me mostrare a él. Con claridad expresa lo que exige a quien le ama de verdad: «que cumpla mis mandamientos», y el premio que le prepara: «Yo mismo me mostrare a él.» 113.


Fuente; El drama de Jesús

miércoles, 30 de marzo de 2022

ÚLTIMA CENA 2, INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA

 — «LO QUE HACES, HAZLO PRONTO»
 Con mirada escrutadora de las almas, ve Jesús el crimen horrendo de un escogido para la excelsa dignidad de Apóstol; ve su Pasión amarguísima, acelerada por este crimen; ve el suicidio desesperado de Judas.

Ayuntamiento de Zaragoza. Turismo. Semana Santa
 Entonces profundamente conmovido, dijo: —Os aseguro que uno de vosotros me entregará.

 Espantados se miran mutuamente, temiendo cada uno encontrar en el rostro del compañero la lividez acusadora del crimen.

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 Su conciencia de nada los remuerde, pero más se fían de la palabra de Jesús, y al fin pueden hablar, y uno tras uno, y «entristeciéndose mucho» porque mucho le aman, le preguntan: —Señor, ¿soy acaso yo? ¿Soy yo? A modo de respuesta, Jesús repite la terrible profecía, ponderando toda la maldad encerrada en semejante traición: —Uno de vosotros, uno que está conmigo...
en su deseo de llegar al corazón de Judas, anuncia el pavoroso castigo que le amenaza. —El Hijo del hombre se va, según está decretado. Mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre será entregado!

Hermandad de la Sagrada Cena (Córdoba) - Wikipedia, la ...


 ¡Mas le valiera no haber nacido!
¡Mas le valiera no haber nacido!
Judas  pregunta también: —¿Soy yo acaso, Maestro? Yo creo que su respiración estaría en suspenso aguardando la respuesta. Jesús le dice en voz baja: —Tú lo has dicho: tú eres.
Pasos y Palios: SANTA CENA DE ZAMORA


 ¡Y tampoco se echó entonces Judas al suelo, llorando a los pies de quien hubiera llorado con él! La fidelidad vehemente de Pedro no puede soportar el pensamiento de que este sentado en su misma mesa un traidor a Jesús. Quiere saber quién es.


Uno de los discípulos, aquel a quien Jesús amaba —así nos cuenta sencillamente San Juan, que era ese discípulo—, estaba a la mesa, recostado a la derecha de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.
Semana Santa de Jerez 2011. Lunes Santo | Truman in the world
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: —Señor, ¿quién es?

¡Dulce intimidad de amigo que quiere conocer la pena de su amigo para consolarle! El Corazón de Jesús se conmovió agradecido ante aquella pregunta llena de amor, y en prueba de que aceptaba el consuelo ofrecido por el amado discípulo, le comunica su pena descubriéndole quién es el traidor. Pero, siempre delicado, siempre noble, no quiere decirle el nombre, sino solamente darle una señal, para que así Juan entienda que a nadie lo debe descubrir.

Le contestó Jesús: —Aquél a quien yo daré este trozo de pan untado. Y tomó un pedazo de pan, lo mojó en la salsa, y extendió la mano. Con qué emoción contenida miraría Juan la mano de Jesús para ver a quién de los Doce se acercaba...
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 Y se acercó a Judas, hijo de Simón lscariote, y le dio el pan. Esto fue para Judas un obsequio, una nueva delicadeza de Jesús. Para Juan fue el descubrimiento aterrador.

Tenía al criminal frente e frente. Fijo en él sus ojos doloridos. Y la mirada penetrante del discípulo virgen vio no sé que en la cara del discípulo perverso.

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 Entonces, al ver Jesús que nada ha conseguido, quiere quedarse solo con los suyos, libre de quien le atormenta con sólo estar presente. Y le dice: —Lo que piensas hacer, hazlo pronto.

No era empujarlo al crimen. Era una nueva invitación. Era advertirle que lo sabía todo, y que si no quería arrepentirse, debía marchar de allí.
 Y el desgraciado Judas estaba deseando ese momento. Se levantó en seguida. Ninguno de los comensales entendió a qué se refería Jesús. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.

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. — «TOMAD Y COMED»


 En cuanto Jesús se vio libre de la presencia del traidor, parece que no quiso disimular el descanso que sentía: —Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él...


Lavose las manos, manos honradas de carpintero, manos limpias de sacerdote, manos que bendecían...

Tomó una copa de vino ligeramente aguado y la bendijo. —Bendito seas, Señor, Dios nuestro, que has creado el fruto de la vid —recitaba pausadamente, según los ritos de la cena pascual.

 Bebió un poco, y ofreció la copa a Pedro para que circulara por todos, diciéndoles:



 —Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios.


 Se colocó el cordero. Venia extendido en dos palos sujetos en forma de cruz. Jesús sabía quién iba a ser mañana el verdadero Cordero sacrificado por los pecados del mundo. Lo despedazó con delicadeza, lo bendijo y lo distribuyó entre sus discípulos.

Llegó entonces el momento cumbre de los siglos. El momento que jamás se hubieran atrevido a imaginar ni los Santos ni los Ángeles.
El momento de la infinita generosidad de Dios.

Tomó Jesús un pedazo de pan de los que quedaban sobre la mesa, levantó los ojos a su Padre, le dio gracias, partió el pan, lo bendijo y lo dio a sus discípulos, diciendo:

 —Tomad y comed: Esto es mi Cuerpo, entregado por vosotros.
 Del mismo modo tomó el cáliz, dio gracias y se lo entregó, diciendo:
 —Bebed de él todos. Porque esta es mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que por vosotros y por muchos será derramada para remisión de los pecados. Haced esto para acordaros de mí

 Este es mi Cuerpo... Esta es mi Sangre... Palabras sencillas y terminantes, que tienen un único sentido: aquello que parece pan, es el Cuerpo de Jesús; aquello que parece vino, es la Sangre de Jesús. El lo puede todo porque es Dios.

Historia - Hermandad de Jesús en el Calvario y Santa Cena. Totana

Ahora dice ante el pan: Esto es mi Cuerpo, y el pan se convierte en el Cuerpo de Jesús. Queda el gusto de pan, queda el color, queda el peso: pero ya no es pan. Es el Cuerpo de Jesucristo, el mismo Cuerpo que esta sentado a la mesa. Y con el Cuerpo están la Sangre, el Alma y la Divinidad. Dice después ante el vino: Esta es mi Sangre. Y el vino se convierte en la Sangre de Jesús. Queda el color y el gusto del vino; pero ya no es vino. Es la Sangre del Hijo de Dios. Y con la Sangre están el Cuerpo, el Alma y la Divinidad.


  En esta primera consagración —y en las consagraciones que se sucederán por los siglos de los siglos— Jesús realiza un prodigio, mejor dicho, una serie de prodigios, que sólo Dios puede realizar. Y los Once creen sin dudar ni un momento. Ellos, hace un año, le habían oído decir «Os daré a comer mi cuerpo, os daré a beber mi sangre.» Creyeron que Jesús cumpliría esta promesa, pero no sabían de qué manera.

Comentario del El Drama de Jesús


martes, 29 de marzo de 2022

TRASLADO DEL SACROMONTE A LA IGLESIA DEL SAGRADO CORAZÓN

 


La Cofradía del Santísimo Cristo del Consuelo y María Santísima del Sacromonte celebró el traslado de sus titulares en este último fin de semana de marzo hacia la iglesia del Sagrado Corazón. 



Confían en poder volver a ofrecer uno de los tránsitos más esperados de la Semana Santa, como es la de sus titulares por el Paseo de los Tristes y el Camino del Sacromonte del Miércoles Santo. 

 Con cierta ansiedad y con los ojos mirando al cielo por la lluvia, los hermanos de la Cofradía del Consuelo y el Sacromonte salieron el pasado 26 de marzo desde lo alto del Monte de Valparaíso para llevar a cabo el traslado de sus titulares a la iglesia del Sagrado Corazón.

 Esta figura, más conocida como El Cristo de los gitanos, volvió a arrancar las lágrimas de algunos granadinos, que llevaban al menos dos años sin ver su figura procesionar solemnemente por las calles de la ciudad. 



 “La gente me transmite una ilusión tremenda por el regreso de la procesión del Miércoles Santo, pues hay mucha devoción al Cristo del Consuelo y a la Virgen del Sacromonte”, dice su Hermano Mayor, Francisco López. “Sube bastante gente a la abadía, y el día de nuestra salida y de nuestro traslado, la aglomeración de gente que nos acompaña es innumerable”. 




 Como todas las hermandades, la del Consuelo y Sacromonte se ha ido preparando con controles de antígenos en cada uno de los ensayos con sus costaleros. La ilusión es tan grande que cada uno de estos ensayos se vive como si fuera un Miércoles Santo. “Se ha hecho un esfuerzo muy grande en intensificar la piedad de los hermanos”, dice el consiliario, D. Antonio Fernández Siles. “Vivimos tanto la oración como la caridad, concretamente con nuestra colaboración de ayuda a los necesitados de la guerra en Ucrania”. 


 CHUPETE DE PLATA 

 Esta hermandad tiene una estrecha relación con varias de las pastorales de la archidiócesis de Granada. Además del regreso de esta procesión por el camino hacia el Sacromonte, una de las novedades de este año tiene que ver con su colaboración con Proyecto Ángel de la Pastoral Familiar de Granada. 


La figura de María Santísima del Sacromonte portará este año un chupete de plata, además de los nombres de ocho bajo el manto de la Virgen, en conmemoración de todos los niños salvados de embarazos en situaciones difíciles por Proyecto Ángel. Un detalle que algunos podrán apreciar con la salida de los pasos desde el Sagrado Corazón el 13 de marzo a las 16:45 horas. 


Y YA .....A LA CAIDA DE LA TARDE






 Si la climatología no lo impide, el recorrido será el mismo de antes de la pandemia, desde Gran Vía, plaza Isabel la Católica, pasando por San Matías, Ganivet, Alhóndiga, Jáudenes, Marqués de Gerona, Pasiegas y Catedral. Allí se celebrará un rato de oración junto al arzobispo de Granada, antes de su salida por la Puerta del Perdón en su regreso hacia Gran Vía, hacia la Plaza Nueva, Carrera del Darro, Paseo de los Tristes, Cuesta del Chapiz y Camino del Sacromonte hasta su llegada de madrugada a la Abadía del Sacromonte.

LA ULTIMA CENA,I

. — «LOS AMÓ HASTA LO ÚLTIMO»

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Notó el Señor que los Doce, tal vez al momento de colocarse en sus puestos, discutían sobre quién sería el primero de todos. Tres años lleven en su escuela y todavía no han aprendido la primera lección. Jesús les avisa mansamente:

Jesús y Juan (detalle)

 —El primero entre vosotros pórtese como el menor, y el que gobierna como el que sirve. Porque ¿quién es más, el que está a la mesa o el que sirve? ¿Verdad que el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve. Pero no quería el Señor que en aquellos últimos momentos se quedasen con la pena de una reprensión. Por eso les dice con cariño:


—Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas, y yo os transmito el Reino como me lo transmitió mi Padre a mí: comeréis y beberéis a mi mesa en mi Reino, y os sentareis en tronos para regir a las doce tribus de Israel.

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Y lo que entonces ocurrió, nos lo cuenta San Juan, el discípulo a quien amaba Jesús, en una página que todavía conserva la sublime emoción que él mismo sintió al presenciarlo. Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.


Estaban cenando, ya el diablo había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavar los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llega a Simón Pedro y éste le dice:






—Señor, ¿lavarme los pies tú a mí? Jesús le replicó: —Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde. Pedro le dice: —No me lavarás los pies jamás. Jesús le contestó: —Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo. Simón Pedro le dice: —Señor, no sólo los pies; sino también las manos y la cabeza.


Jesús le dice: —Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos. (Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios».)

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Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: —¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis «El Maestro» y «El Señor», y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis. Ya que sabéis estas cosas, felices seréis si las cumplís.
 



Y viendo que no todos serán felices porque no todos las cumplirán, añade: —No lo digo por todos. Yo sé a quiénes he elegido. Pero así quedara cumplida la Escritura, que dice: «El que come mi pan conmigo, levantará su pie contra mi. Como espina en el corazón clavada, siente Jesús la traición de Judas allí presente. Aprovecha los momentos para darle a entender que lo sabe todo y para invitarle a la conversión:

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—Os hablo así ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, conozcáis que soy yo. Misteriosamente pone ante los ojos del ingrato la enormidad del crimen que maquina, añadiendo: —Quien recibe al que yo envío, a mí me recibe. Y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado. Los Apóstoles sólo entienden el sentido de estas palabras, que para ellos contienen motivo de consolación, pues ellos han recibido a Jesús. Pero Judas puede entender algo más: si recibir a Jesús, es recibir al Padre que le ha enviado, entregar e Jesús, será entregar al Padre, entregar a Dios. Mas tiene el corazón endurecido, y no renuncia a realizar la entrega que prometió en un momento de ambición apasionada.


¡Cómo duele al Corazón generoso del Maestro la presencia del traidor! Le he lavado los pies como a los demás. Acaso con más cariño que a los demás.


Acaso mientras le lavaba, procuró que su mirada serena se encontrase con las del traidor que nerviosamente las dirigía a otra parte. Le invitara de nuevo al arrepentimiento, y al ver que nada logra, tendrá que decirle que se marche: ¡Es demasiado santa la Primera Misa del mundo para que sea profanada por el aliento de un sacrílego!

Comentario, El Drama de Jesús

domingo, 27 de marzo de 2022

COFRADÍA DESPOJADO DE VALLADOLID

 Nuestra Señora de la Amargura de la Cofradía Despojado Valladolid ya preparada en la Catedral para su Procesión extraordinaria de hoy.







COFRADÍA DESPOJADO DE VALLADOLID

 


La señal inequívoca de que el sábado se acerca... La rampa de la Santa Iglesia Catedral ya instalada para la Procesión Extraordinaria de los Siete Dolores de la Virgen. Por ella, Nuestra Señora de la Amargura bajará el sábado para volver a las calles de Valladolid con el fin de agradecer a quienes han luchado contra la pandemia que estamos viviendo.



SÁBADO 26 
18 h.: Eucaristía de Acción de Gracias en la Catedral. 

19 h. (aprox.): Procesión de los Siete Dolores de Nuestra Señora, desde la Catedrsl hasta San Andrés.




A falta del sudario y el exorno floral, Nuestra Señora de la Amargura ya se encuentra entronizada sobre su nuevo paso procesional, realizado íntegramente bajo la técnica de la orfebrería repujada y cincelado a mano. 





 El dibujo de la canastilla está totalmente basado en motivos vegetales, culminado con un baño en plata de ley.




 En cada lado del paso podemos observar una capilla, y en ellas prqueñas imágenes de los evangelista, realizados en madera policromada. La frontal está presidida por la imagen de San Juan. La trasera por San Mateo. En el lateral izquierdo se encuentra San Lucas, y en el derecho San Marcos. 






 En la parte superior, bajo la imagen de la Virgen, se encuentra una rica y trabajada peana de orfebrería, realizada en forma trapezoidal y en cuyo interior se aloja la peana original de la talla. Completa el conjunto 4 candelabros de estilo arbórea con 6 tulipas cada uno, rematadas por coronilla en orfebrería con baño de plata. Por último, tras la imagen de la Virgen se encuentra la nueva Cruz, policromada por nuestro Hermano de Honor D. Miguel Ángel Soria, quien también es autor del "Titulus Crucis" o INRI, realizado al estilo antiguo para adaptarse mejor a lo descrito en los evangelios. También se estrena el sudario que cuelga de la Cruz. 







 Así mismo, la imagen de Nuestra Señora de la Amargura luce su nueva diadema, en estilo barroco calado y repujado, cincelada a mano y bañada en plata de ley. 18 estrellas con pedrería escoltan en la ráfaga a la Cruz central. La diadema ha debido adaptarse a los pliegues que la propia imagen tiene en el manto, ya que ésta ha sido colocada en la parte central de la cabeza.