ÚLTIMO DOMINGO DEL CALENDARIO LITURGICO
Con la fiesta de Cristo Rey se concluye el año litúrgico. Se celebra el último domingo del Calendario litúrgico.
Es una de las fiestas más importantes del calendario litúrgico, porque celebramos que Cristo es el Rey del universo.
Su Reino es el Reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, del amor y la paz
La Fiesta de Cristo Rey es una festividad religiosa que originalmente fue promulgada por el Romano Pontífice Pío XI el día 11 de diciembre de 1925 a través de su encíclica
Quas Primas, al conmemorar un año Jubilar, el XVI centenario del I Concilio Ecuménico de Nicea
(que definió y proclamó el dogma de la consubstancialidad del Hijo Unigénito con el Padre, además de incluir las palabras...y su reino no tendrá fin, en el Símbolo o "Credo Apostólico", promulgando así la real dignidad de Cristo) estableciendo para su celebración el último domingo de octubre, es decir el inmediatamente anterior al día de Todos los Santos (1 de noviembre).3
Tras el Concilio Vaticano II y la reforma litúrgica de Pablo VI en 1969, la fiesta cambia de significado y de nombre, llamándose
Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, y pasando a celebrarse al último domingo del Año litúrgico del rito romano.
Por lo tanto, su fecha varía u oscila entre los días 20 y 26 de noviembre.
El sacerdote catalán José Gras y Granollers, preceptor de los hijos de los marqueses de Peñaflor y fundador de las Hijas de Cristo Rey, celebró en la parroquia de Santa María de Écija un triduo solemne a la Realeza de Cristo, siendo éste el primer culto público en el mundo que se realizó en honor a Cristo Rey
Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta se quiso resaltar la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Es el alfa y el omega, el principio y el fin.
Cristo reina en las personas con su mensaje de amor, justicia y servicio.
Su reino se hizo presente en la tierra a partir de su venida al mundo hace casi dos mil años.
En la fiesta de Cristo Rey celebramos que Cristo puede empezar a reinar en nuestros corazones en el momento en que nosotros se lo permitamos, y así el Reino de Dios puede hacerse presente en nuestra vida.
De esta forma vamos instaurando desde ahora el Reino de Cristo en nosotros mismos y en nuestros hogares, empresas y ambiente.